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Protección animal: Algo más que una simple mascota

Desde la Asociación Peluditos de Son Reus trabajan para conseguir la reinserción, adopción y tratamiento de los animales que sufren malos tratos o son abandonados

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Protección animal: Algo más que una simple mascota

El mes de abril trajo para Mari Carmen y su familia mucho más que mil aguas. Ella no lo sabía, pero aquel paseo por Son Ferriol un viernes por la tarde iba a cambiar su vida. "Salí con mi marido a dar una vuelta por el vecindario y aprovechamos para tirar la basura. Lo que parecía un gesto cotidiano se convirtió en una de las situaciones más impactantes que hemos vivido", confiesa la vecina emocionada.

Mari Carmen y Sebastián, encontraron a un cachorro apaleado de tan solo dos meses en el contenedor de basura de al lado de su casa. "Escuchamos un ruido y miramos de dónde procedía. Cuando nos dimos cuenta de que era un perrito herido nos quedamos en shock, no sabíamos qué hacer. No sabíamos ni siquiera si estaba vivo o muerto", comenta Mari Carmen.

La pareja llamó a la Asociación Peluditos de Son Reus y se pusieron en marcha conjuntamente para intentar salvar al pequeño animal que se debatía entre la vida y la muerte. "Desde el primer momento el veterinario nos informó de que la situación era muy complicada y que ´Vida´ -así es como bautizaron al cachorro en un acto premonitorio- estaba gravemente herida", apunta Lydia Commons, presidenta de la asociación. El can permanecía en coma en una clínica veterinaria después de haber recibido graves golpes que le habían producido una importante contusión craneal y fracturas en las costillas. La vida parecía que se le escurría al cachorro, pero tras ocho largos días en coma, la esperanza llamó a la puerta y ´Vida´ empezó a responder favorablemente al tratamiento.

"Al salir de la clínica empezó realmente el reto para nosotros", confiesa Mari. Los golpes dejaron a Vida sin poder andar, sin visión y con graves problemas neurológicos. "Gracias a las sesiones de rehabilitación ha vuelto a caminar y hoy, después de dos meses de terapias, podemos decir que ha mejorado mucho". A lo que añade, "los veterinarios nos dicen que con el tiempo es muy posible que incluso recupere la visión". A pesar de las dificultades, Mari Carmen tiene claro que "ha valido la pena apostar por salvarla. Había algo dentro de mí que me decía que iba a vivir y ya está viviendo en casa como una más de la familia. Encontrar a Vida ha sido un auténtico regalo".

Dos meses después, la Guardia Civil continúa investigando el caso y busca al culpable de cometer tal atrocidad. "Nos consta que la Policía está haciendo todo lo posible por encontrar a la persona -si se puede llamar así, que pegó la brutal paliza a Vida. Sólo esperamos que le encuentren y que sea sancionado, aunque ya sabemos que las leyes de protección animal son extremadamente blandas en nuestro país", comenta Lydia.

Para la familia, la Asociación Peluditos de Son Reus ha sido un enorme apoyo tanto económico, como moral. "Gracias a los donativos hemos podido cubrir el coste total del tratamiento. El caso de Vida ha logrado un increíble alcance gracias a las redes sociales y la gente se ha volcado mucho con ella", comenta la presidenta de la Asociación.

Desde Peluditos de Son Reus trabajan duro para conseguir la reinserción, adopción y tratamiento de animales que, como ha ocurrido con Vida, sufren maltrato o acaban lamentablemente abandonados en la perrera municipal de Palma.

La vida en Son Reus

Son Reus nació el año 1976 con el objetivo de dar cobijo a animales vagabundos, así como de llevar a cabo campañas de desratización o vacunación antirrábica. Con el paso de los años sus funciones se han diversificado y engloban otras actividades, como programas educacionales y de concienciación social, sin embargo, la principal misión del Centro Sanitario Municipal de Protección Animal continúa siendo la de dar salida a los animales que llegan a sus instalaciones por diferentes -y habitualmente tristes- causas.

A lo largo de 2017 Son Reus albergó 6.081 animales y en lo que va de 2018 llevan poco más de 2.200, aunque la cifra va en aumento con la llegada de las vacaciones estivales. A pesar de que esta tendencia va a la baja y el abandono de animales es más estable durante todo el año, el verano se convierte en el período con mayor tasa de abandono de mascotas debido a las vacaciones y viajes de las familias. Entre los motivos declarados por los que los propietarios entregaron a su animal de compañía a un refugio o protectora destacan especialmente el "mal" comportamiento del animal, las camadas inesperadas y los factores económicos, según los últimos datos publicados por la Fundación Affinity.

En este momento, según Pedro Morell, director de la perrera, están rozando cifras de lleno absoluto. "El verano es una etapa crítica para Son Reus. Es la época del año en la que recibimos más animales o bien porque son abandonados o directamente, renunciados por parte de los dueños, que voluntariamente entregan sus perros al centro para que encuentren -en el mejor de los casos- otra familia", explica.

La diferencia entre el número de perros abandonados y renunciados no es muy acusada. En lo que va de 2018 han llegado a Son Reus 219 perros abandonados y 176 renunciados, mientras que los vagabundos (sin microchip) ascienden a 224. "Tener un animal de compañía no es ninguna tontería y desde Son Reus trabajamos para que la población se conciencie y practique una tenencia responsable. Por ello, llevamos a cabo campañas de educación que ofrecemos a colegios y asociaciones para que vengan a visitarnos y conozcan la realidad de estos animales", comenta el director.

Ante la alarmante situación de saturación, el centro municipal se apoya en diferentes colectivos, como la asociación Peluditos de Son Reus, que cuenta con unos 20 voluntarios que trabajan sin descanso para encontrar familias de adopción para los animales que llevan más tiempo en el centro. "Si no encontramos adoptantes, a Son Reus no le quedará más remedio que sacrificar a los perros que llevan más días ocupando una jaula", explica Miguel Elvira, uno de los fundadores y voluntarios de la Asociación. Para ello, dan difusión a los casos más preocupantes a través de las redes sociales y organizan actividades para promover la adopción. "Una de las iniciativas que tiene una mayor acogida y repercusión son los desfiles que organizamos para dar publicidad a los perros que están en mayor riesgo", comenta, y añade, "gracias a los desfiles conseguimos sacar a la mayoría de los canes en peligro". Según la asociación, actualmente hay en riesgo de sacrificio unos 30 perros.

Son Reus actualiza diariamente su página web, en la que se puede encontrar una lista con todos los datos de los perros y gatos que albergan: número de jaula, raza, situación del animal, raza, días que lleva en el centro y características generales. Aunque los datos de ocupación son preocupantes, el director del centro insiste en que las cifras de "eutanasia" disminuyen cada año. "Siempre se ha hablado muy mal de Son Reus, pero lo cierto es que trabajamos duro para conseguir que los animales que aquí llegan tengan una vida mejor fuera del centro municipal", comenta. "Este año no hemos practicado, de momento, ninguna eutanasia, pero la realidad es que estamos en un momento crítico", añade.

En 2017 se produjeron 9 eutanasias, cifras "menores a las de años anteriores, pero igualmente, mejorables", según los voluntarios de la asociación. El plazo de 15 días antes de ser sacrificados es un mito, ya que la mayoría de los perros llevan meses en el centro. "La ley permite el sacrificio a partir de los 21 días, sin embargo, en Son Reus superamos los más de cien", defiende el director del centro.

Las colonias de gatos callejeros merecerían un capítulo aparte. Desde el Ayuntamiento se esfuerzan también por tenerlas controladas, pero no es misión sencilla. Han implantado campañas de castración felina y se encargan de su cuidado y alimentación, tarea para la que cuentan con el apoyo de las incansables protectoras que se encuentran repartidas por toda la isla.

La filosofía de Son Reus se ha visto obligada a dar un giro de 360 grados ante la presión social y la insostenibilidad de su tradicional visión. "Ahora enfocamos nuestro trabajo en intentar que los animales no lleguen al centro, para ello nos focalizamos en acciones de prevención del abandono y del fomento de la tenencia responsable de animales de compañía. Queremos ser un motor de cambio, pero necesitamos la colaboración de toda la sociedad", afirma el director.

Voluntarios

"El trabajo de la asociación Peluditos y Son Reus es conjunto y va en la misma dirección. No podría ser de otra forma", comenta Lydia Commons, como presidenta del colectivo. Además de colaborar en la búsqueda de adoptantes, la organización contribuye a mejorar la calidad de vida de los animales que viven en el centro municipal. "Unos veinte voluntarios acuden diariamente a Son Reus para pasear y jugar con los perros", comenta Pedro Morell, y añade, "son de gran ayuda para nosotros porque mejoran con creces la estancia de los perros. Al salir cada día a pasear su nivel de estrés disminuye considerablemente". Hay muchas personas concienciadas que acuden a Son Reus para poner su granito de arena. "Incluso hay cola los sábados para sacar a pasear a los animales", comenta el director.

Las protectoras de animales juegan también un papel importante. Estas organizaciones pretenden, normalmente en colaboración con los ayuntamientos, llegar hasta donde no llega Son Reus. Los voluntarios gestionan refugios en los que albergan animales extraviados, abandonados, maltratados o salvados de Son Reus, hasta encontrarles una familia. Un ejemplo de ello serían los ´Amics i Amants dels Animals de Puigpunyent i Galilea´, que gestionan desde hace diez años un refugio que fue construido por el Ayuntamiento y cedido para su uso. Actualmente disponen de cuatro celdas, todas ocupadas por perros que buscan hogar. Además del mantenimiento de las instalaciones, el consistorio se encarga de aportar el pienso para los canes y gatos, subvenciona las campañas de castración de los gatos, y financia parte de las castraciones, vacunas y chips de los perros que están en su refugio.

Las principales reivindicaciones de las asociaciones animalistas giran en torno a una mejora general del servicio de Son Reus. "Pedimos desde hace años que el centro abra por las tardes. A las 13.30 horas se cierra la barrera y los animales se quedan encerrados hasta la mañana siguiente. Además, exigimos un servicio de transporte público que llegue hasta Son Reus, inexistente hasta el momento", comenta Miguel Elvira, voluntario de Peluditos. Para solucionar la falta de espacio proponen la construcción de una nueva nave y solicitan la contratación de más veterinarios. En definitiva, más medios y más personal.

Si en algo coinciden Son Reus y las organizaciones es que aún queda mucho camino por recorrer en materia de concienciación social. "El problema del abandono y el maltrato animal solo puede erradicarse con la colaboración de todos los estamentos sociales, tanto públicos como privados", afirma el director de Son Reus. A lo que Miguel Elvira, apunta "nosotros seguiremos trabajando para que las condiciones de los animales mejoren, pero necesitamos más apoyo de la sociedad y leyes más duras".

Legislación vigente

En España, no existe una ley marco de protección animal a nivel estatal que armonice las distintas leyes autonómicas, lo que está prohibido en una comunidad está permitido en otra. El Código Penal en su artículo 337 recoge los casos en los que el maltrato a los animales en España es considerado delito, siendo la actual redacción del todo insuficiente, según denuncia PACMA. De dicha legislación se derivan sanciones que varían su cuantía en función del lugar o de cómo se tipifiquen las infracciones administrativas, que en líneas generales no suelen superar los 300€ de multa.

Balears -en comparación con otras comunidades autónomas - se encuentra a la vanguardia en cuanto a leyes de protección animal. En 2017 entró en vigor una legislación por la cual se prohibían las corridas de toros. Además, esta nueva ley convirtió a Balears en la primera autonomía española en prohibir el uso no sólo de los animales salvajes en circos, sino también de los domésticos.

A pesar de los avances, los movimientos sociales en favor de los derechos de los animales y las organizaciones que trabajan para mejorar sus condiciones de vida coinciden en que las leyes actuales son "anticuadas e ineficientes", por lo que queda un largo camino por recorrer para conseguir un equilibrio entre la vida humana y la de los animales.

Lo que puede parecer una utopía ya es una realidad en algunos países. Es el caso de Holanda, que se ha convertido en el primer estado sin perros callejeros. Gran parte del mérito de este logro se debe a un endurecimiento firme de la legislación por parte de la Administración. Hace unos años entró en vigor una de las leyes más duras de Europa en este ámbito, al imponer sanciones por abandono y maltrato que pueden llegar a superar los 16.000 euros e incluso pueden acabar en una pena de cárcel de 3 años, en el mejor de los casos.

Otra de las medidas más eficientes fue la de establecer altos impuestos en las compras de perros de raza. De este modo se consiguió desalentar el negocio alrededor de la vida animal, un auténtico mercado negro imposible de controlar para las administraciones que incurre además en delitos contra la Hacienda Pública, y fomentar la adopción entre quienes realmente deseaban la compañía de una mascota. Lo han logrado y ahora son todo un ejemplo para el resto de países del mundo.

Mahatma Ghandi decía que "La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que trata a sus animales". Por algo sería.

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