Doble agresión

El hombre que terminó en la UCI tras ser golpeado por el personal de seguridad de una discoteca: «Tres porteros me dieron una paliza en Campos y se reían»

Un hombre que terminó en la UCI tras ser golpeado por el personal de seguridad de una discoteca explica que uno de ellos le dijo: «Sudaca de mierda, aquí no vas a entrar»

Jorge, el hombre agredido en una discoteca de Campos, en una imagen tomada la semana pasada en Palma.

Jorge, el hombre agredido en una discoteca de Campos, en una imagen tomada la semana pasada en Palma. / Xavier Peris

Xavier Peris

Xavier Peris

«Sudaca de mierda, aquí no vas a entrar». Es la frase que uno de los porteros de una discoteca de Campos susurró al oído de Jorge, justo antes de pegarle un puñetazo en la boca que le rompió un incisivo, según cuenta la víctima. El hombre tuvo que ser asistido en el centro de salud de la localidad, y volvió poco después a pedir explicaciones al agresor. Tres empleados de seguridad le propinaron entonces una paliza, con puñetazos y patadas cuando ya estaba en el suelo, que le hizo perder la conciencia y obligó a ingresarle en la UCI de Son Espases. «Lo último que recuerdo es que mientras me pegaban se reían», explica. Los tres porteros fueron detenidos al día siguiente por la Guardia Civil por un delito de lesiones, pero Jorge no consigue superarlo: «Nunca me había pasado una cosa así, y ahora cuando salgo a la calle tengo miedo de encontrármelos».

Jorge, de 41 años, es natural de Colombia, pero lleva nueve años viviendo en España y tiene la nacionalidad española. Reside en Campos desde hace cuatro años y trabaja como auxiliar de enfermería en una residencia de ancianos de Santanyí.

El pasado día 23 por la noche salió de fiesta con un amigo y decidieron ir a una discoteca de Campos. «El portero me dijo que no podía entrar porque llevaba pantalones cortos, y yo le pedí por favor que me dejara al menos avisar a mi amigo, que ya estaba dentro». Fue entonces, según cuenta, cuando el empleado de seguridad le susurró al oído: «Sudaca de mierda, aquí no vas a entrar». Y acto seguido le propinó un puñetazo en la boca. «Caí al suelo y entonces me pegaron una patada en el abdomen».

Jorge fue al PAC de Campos, donde la doctora que le atendió le recomendó que presentara una denuncia. Llamó a su pareja y juntos volvieron a la discoteca para pedir explicaciones al personal de seguridad. «Traté de hablar con los porteros, para decirles que presentaría una denuncia si no se disculpaban. En todo momento mantuve mis brazos abajo en señal de no violencia». En esta segunda ocasión, siempre según su relato, fueron los tres porteros los que le agredieron. Le pegaron puñetazos en la cara y hasta que cayó al suelo inconsciente. Posteriormente algunos testigos le contaron que cuando ya estaba caído le dieron varias patadas.

«Mi pareja estaba allí, intentando que dejaran de pegarme, y uno de ellos le dijo que se pensaban que llevaba un cuchillo y que les iba a apuñalar, pero mientras lo decía se reía. Lo último que recuerdo antes de perder el conocimiento es que se reían mientras me pegaban», cuenta.

La víctima tuvo que ser trasladado al hospital de Son Espases, donde permaneció doce horas en la UCI en observación, y luego tres días en planta.

Pendiente de un implante

Jorge ya se ha recuperado, aunque ya le han dicho que va a perder uno de los incisivos, roto por un puñetazo, por lo que se tendrá que colocar un implante. Todavía le duelen los golpes que recibió en todo el cuerpo, aunque no sufrió fracturas. «Pero sigo traumatizado», explica. «Tengo miedo a salir a la calle y encontrarme con estos tipos».

De hecho, ya le ha pasado. Días después de la agresión, acudió a una revisión al centro de salud del pueblo y se encontró con uno de los porteros, que llevaba la mano vendada. Al parecer se había lesionado al golpearle aquella noche. Jorge se marchó de allí sin decirle nada. Ya le bastó con la experiencia anterior.

«Yo no les conocía de nada, aunque luego me han comentado que son todos boxeadores», explica. «Yo nunca había tenido un problema así, son cosas que no entiendo. Porque en ningún momento intenté atacarles. Solo fui a pedirles explicaciones,. Cuando les pregunté por qué me habían pegado, más fuerte me dieron».

Al día siguiente de la agresión, la pareja de Jorge presentó una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Campos. Y él amplió la denuncia en cuanto salió del hospital, el pasado día 29. La Guardia Civil arrestó a los tres sospechosos inmediatamente, como presuntos autores de un delito de lesiones. Son tres españoles de 32, 29 y 22 años.

Jorge cuenta que días después recibió la llamada de uno de los propietarios de la discoteca, que se disculpó, y le explicó que el equipo de seguridad que le agredió era nuevo, que llevaban trabajando apenas veinte días.

«Por ser emigrante nadie se merece una agresión, ni física ni verbal», concluye Jorge. «Estas personas no están capacitadas para trabajar en seguridad, y sus palabras denotan una mentalidad racista contra cualquiera que provenga de un país extranjero. Lo que no imaginaban estos porteros sin escrúpulos es que yo también soy español y que estoy dispuesto a poner voz a esta historia para que nadie tenga que vivir una experiencia similar».

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