Los audios del compañero del legionario Alejandro Jiménez revelaron los intentos de manipular la investigación

El programa 'Salvados', de La Sexta, emite un reportaje con entrevistas al testigo y al padre de la víctima del legionario mallorquín

Reconstrucción del incidente en el que murió Alejandro Jiménez en Alicante.

Reconstrucción del incidente en el que murió Alejandro Jiménez en Alicante.

Xavier Peris

Xavier Peris

"¿Cómo va a servir un maricón como tú a España?". El legionario Fran Jordi, compañero y amigo de Alejandro Jiménez, el joven mallorquín de 21 años que falleció en 2019 durante unos ejercicios de tiro de la Legión en el campo militar de Agost, en Alicante, se percató desde el principio de que sus mandos y compañeros estaban tratando de entorpecer la investigación de la Guardia Civil. "No tuve piedad, empecé a grabarlo todo", dijo. Y entregó esas grabaciones a la Guardia Civil. Fue el principio de su calvario. El resto de la tropa sospechó de inmediato que era él quien había roto la ley del silencio. Le insultaron y acosaron, justo antes de realizar otro ejercicio con fuego real. "Por supuesto que se me pasó por la cabeza que me podían pegar un tiro, y no lo hicieron seguramente porque era la vía más difícil".

El programa Salvados de La Sexta emitió anoche el reportaje Caballero Legionario, que recoge las irregularidades que rodearon a la muerte de Alejandro Jiménez el 25 de marzo de 2019. En el programa, junto a Fran Jordi, aparece Juan José Jiménez, padre de Alejandro, que ha presentado un recurso ante la sentencia, que solo condenó al presunto autor material de la muerte de su hijo, y absolvió al resto de los acusados.

"Tenemos un herido de bala"

El reportaje Caballero Legionario se inicia con la llamada que aquella tarde del 25 de marzo de 2019 realizan desde el campo de maniobras al 112 solicitando una ambulancia urgente. El llamante explica que "somos militares y tenemos un herido de bala". Cuando la operadora le pregunta dónde ha recibido el disparo la víctima contesta: "En el pecho".

Sin embargo, las primeras informaciones facilitadas aquel día por el Ejército se referían a un desafortunado accidente. El soldado habría recibido, según decían, el impacto de una bala rebotada en la axila, justo donde no le cubría el chaleco antibalas. Es también lo que le dijeron desde un principio a Juan José Jiménez.

La investigación de la Guardia Civil reveló que esa version era mentira. Alejandro Jiménez había recibido un disparo directo efectuado por el fusil que llevaba el sargento de su mismo pelotón. El proyectil le alcanzó en el pecho y perforó el chaleco, que era totalmente ineficaz por que le habían retirado las placas antibalas, ya que no tenían para todos.

Desde el primer momento el capitán, que no había estado presente en el ejercicio, maniobró para intentar ocultar lo ocurrido. Se ordenó a los soldados que recogieran las vainas que habían quedado en el campo, y al día siguiente, justo antes de la reconstrucción de los hechos programada por la Guardia Civil, se saltaro el precinto y realizaron otra simulación. Tras ella, el capitán ordenó que alteraran sus posiciones finales.

Cuando el soldado Jordi detectó estas maniobras decidió grabar a sus compañeros. Recogió las indicaciones del sargento, orientando las declaraciones que debían hacer a la Guardia Civil, y se lo entregó a los investigadores. Esto le puso en el punto de mira de sus mandos y compañeros. Soportó insultos y humillaciones, le forzaron su taquilla, le colocaron munición real y le denunciaron por ello. "Lo hicieron para quitarme de en medio, para tener una justificación para echarme".