En papeleras, en bajos de coche o debajo de adoquines. En estos lugares ocultaban las papelinas de heroína los cuatro presuntos narcotraficantes de Son Gotleu detenidos el viernes en una operación antidroga de la Policía Nacional, con apoyo de la Policía Local. La finalidad de este comportamiento era reducir así su presencia en los pisos francos del barrio para evitar ser descubiertos. Además de esta droga se le intervinieron marihuana en cogollos y unos 8.000 euros en efectivo.

Esta segunda fase de la denominada operación Krepis se puso en marcha después de comprobar la afluencia de conocidos heroinómanos del barrio a determinados lugares o puntos de venta. La primera fase se desarrolló el pasado mes de octubre también en el barrio por ambos Cuerpos policiales. Un total de diez personas fueron detenidas entonces. Además, aportó a los investigadores información suficiente para proseguir con las pesquisas. Un grupo de hombres, todos ellos de nacionalidad nigeriana, monopolizaba el tráfico de heroína en el barrio y lo compaginaba con la venta de marihuana.

Los agentes encargados del caso prosiguieron con las indagaciones. Así, los investigadores comprobaron que otros cuatro sujetos, también de nacionalidad nigeriana y con edades comprendidas entre los 35 y los 45 años, les habían tomado el relevo. Esta venta al menudeo de heroína había vuelto a copar las calles del barrio.

La investigación se centró no solo en detener a los nuevos vendedores sino en averiguar quiénes eran los que les suministraban las sustancias estupefacientes. Finalmente consiguieron averiguar que el epicentro de estas organizaciones giraba en torno a dos pisos francos. Los narcos adoptaban numerosas medidas de seguridad para evitar ser descubiertos. La más llamativa es que depositaban las papelinas de heroína en lugares estratégicos conocidos por el consumidor. De esta manera restringían la afluencia a los pisos francos.

En estos domicilios preparaban las dosis de cinco, diez y veinte euros de heroína. De hecho, elaboraban grandes cantidades para repartirlas por diversos escondrijos de las calles del barrio y espaciaban su presencia en dichos inmuebles. De esta forma trataba de evitar una actuación policial en ellos.

Una vez que se determinó cómo actuaban estos traficantes, se puso en marcha esta segunda fase de la operación Krepis, que culminó el viernes con la fase de explotación. Los investigadores se incautaron de las dosis, cada una de un color en función del tamaño y la cantidad de droga, a conocidos heroinómanos del barrio como a nuevos consumidores.

La actuación policial desplegada el viernes -en la que participaron agentes del Grupo II de Estupefacientes, Unidad de Prevención y Reacción y guías caninos de la Policía Nacional-, con apoyo de la Policía Local de Palma, se saldó con un centenar de papelinas de heroína y dos kilos de cogollos de marihuana. En un habitáculo prefabricado, encontraron una gran cantidad de dinero en billetes escondido. También encontraron una bicicleta eléctrica sustraída hace unos meses a un Policía Local de Palma.