Marinela y Pilar tuvieron que agudizar el ingenio el miércoles al comunicarles que tenían que abandonar apresuradamente su boutique y taller de costura. El edificio del número 35 de la calle Andreu Feliu corría un serio riesgo de derrumbe. «Teníamos que acabar los encargos de trajes de comunión para septiembre. Sacamos las máquinas y las llevamos a un bar», explicó Marinela.
Este taller de costura fue uno de los grandes perjudicados de este desalojo a toda prisa por el peligro de derrumbe. «En hora y media tuvimos que salir y sacar todo. Les pedimos sacar las máquinas de coser porque si no sería nuestra ruina», abundó Marinela. Se dio la circunstancia de que una clienta que había encargado un traje de comunión allí para su hijo en septiembre tienen un bar en las proximidades. Allí reubicaron la maquinaria y las dos costureras pueden continuar su trabajo en este local y dar salida a sus numerosos encargos.
Pese a este importante contrariedad que ha supuesto el desalojo a las dueñas de esta boutique, no es comparable al varapalo que ha ocasionado a los residentes en 35 viviendas el hecho de tener que dejar sus casas y marcharse con lo puesto. La mayoría se alojaron en casas de familiares y amigos. Aunque dos adultos fueron derivados por los servicios sociales municipales a un centro de acogido temporal
El número 35 de la calle Andreu Feliu se convirtió en la zona cero y arrastró consigo al inmueble situado en el 24 de la calle Pare Francesc Molina. Este edificio cuenta con una veintena de pilares de hormigón seriamente dañados. Cuatro de ellos están en una situación crítica, con un 30% de su superficie notoriamente afectada y a punto de estallar. La cesión de los cimientos cinco centímetros en los últimos cinco años desató las alarmas.
El Ayuntamiento de Palma decretó ayer medidas cautelares por las que se prohibió, de manera inmediata, cualquier uso de los dos edificios precintados de s’Escorxador. Ambos fueron desalojados por peligro de derrumbe. El consistorio ordenó que se apuntalen en un plazo máximo de siete días para garantizar la seguridad estructural.
Técnicos municipales del Ayuntamiento de Palma, junto con el experto designado por las comunidades, revisaron ayer conjuntamente el estado de los edificios de las calles Andreu Feliu y Pare Francesc Molina para agilizar las tareas de apuntalamiento. Ambos constataron que el primero es el que está en peor estado, según confirmaron fuentes municipales.
Varios meses fuera de casa
Urbanismo exigió que, en un plazo máximo de tres meses, se presente un informe técnico donde se haga constar la revisión de la seguridad de los dos edificios. También instó a que se asegurara la estanqueidad de la red de saneamiento.
El experto designado por las comunidades se percató el lunes del alarmante estado en el que se encontraban los pilares de hormigón de los dos edificios. El miércoles, los técnicos municipales del Servicio de Protección de la Edificación ordenaron el desalojo de los dos inmuebles después de inspeccionar los locales de la planta baja y comprobar el mal estado de la estructura de hormigón.
Los servicios sociales municipales atendieron el miércoles a una docena de familias. La inmensa mayoría se pudo realojar en viviendas de familiares y amigos. Solo dos adultos tuvieron que recurrir a ocupar sendas plazas en centros de alojamiento temporal ofrecidos por el consistorio.
Las previsiones de los expertos apuntan a que los residentes en las 35 viviendas y los comerciantes de varios locales no podrán acceder a ellos en un plazo de varios meses. La estructura de los dos edificios, unidos en su planta baja, presenta numerosas grietas en elementos principales de sustentación como son los pilares de hormigón.
