Uno de cada tres fallecimientos que se producen en Baleares es a causa de una enfermedad cardíaca. Son 65 veces más muertes que por accidente de tráfico. Y ante a un accidente cardiovascular, una intervención eficaz en los primeros diez minutos supone la diferencia entre la vida o la muerte. Este primer auxilio es el objetivo que se plantea la fundación España Salud, que gestiona más de quinientos desfibriladores en todo el país, y que ayer presentó su última aportación en Balears: ocho de estos aparatos , que serán repartidos entre todas las comisarías de la Policía Nacional en las islas, y que se convierten así en espacios cardioprotegidos. El acto contó con la presencia del presidente de la fundación, el doctor Lluís Donoso, y de uno de su miembros, el general retirado Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
El doctor Donoso aportó unas cifras someras para calibrar la gravedad de las enfermedades cardiovasculares, que provocan al año unas 125.000 muertes y 70.000 ingresos hospitalarios. En la actualidad, la tasa de supervivencia ante uno de estos casos de muerte súbita es de apenas un 7%, pero se calcula que este porcentaje podría subir a un 20% si las víctimas son atendidas por personas formadas en esos primeros minutos, y hasta un 70% si se contara con desfibriladores en todos los espacios públicos. «Los que tenemos distribuidos en Cataluña han permitido salvar más de cuarenta vidas», apuntó Donoso.
Espacios seguros
Las comisarías de Baleares se han convertido en pioneras en ese sentido. La donación de la fundación permitirá que todas las comisarías de las islas cuenten con al menos uno de estos aparatos, que realizan un chequeo automático a la víctima y, en caso necesario, emiten una descarga eléctrica.
El jefe superior de Policía, el comisario Gonzalo Espino, recordó durante su intervención que los tiempos difíciles que hemos vivido con la pandemia «nos han hecho valorar que lo más importante es la vida y la salud».
«Poco a poco volvemos a retomar la actividad de siempre», prosiguió Espino, «pero no debemos olvidar esta enseñanza, y estos desfibriladores permitirán que todas las personas que acuden cada día a una de nuestras comisarías esté más protegida. Con solo una vida que se salve, habrá valido la pena».
El acto, que se celebró ayer en la Jefatura de Palma, contó con la asistencia de los principales mandos policiales y representantes de otros cuerpos. Concluyó con una demostración práctica sobre el uso de uno de estos desfibriladores a cargo de un experto de la fundación, que hizo un llamamiento a «perder el miedo» a usarlos.
