Dos hombres confesaron ayer que pagaron a menores tuteladas de Mallorca de entre 14 y 17 años a cambio de mantener relaciones sexuales con ellas. Los procesados, sin relación entre ellos, reconocieron los hechos durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial pero alegaron que pensaban que las chicas eran ya mayores de edad. Uno de ellos pactó con la fiscalía una condena de dos años de prisión por delitos de corrupción de menores, mientras el otro reclama su absolución alegando su desconocimiento de la edad real de las menores y que «nunca» las forzó a hacer algo que no quisieran. El juicio continuará en diciembre, ya que dos de las jóvenes no comparecieron ayer en la vista.

Uno de los acusados, español de 64 años, admitió que durante el año 2019 se citó varias veces con dos menores, una de ellas tutelada y que vivía en un piso de acogida. Con ambas mantuvo relaciones sexuales de tipo masoquista: las chicas le golpeaban, le echaban cenizas en la boca y le pisaban la cabeza a petición suya. A cambio, según admitió, les daba entre 20 y 50 euros y les hacía regalos. El hombre alegó que no sabía que las chicas eran menores de edad. Una le dijo que tenía 18 años y la otra «aparentaba más» de los 14 años que en realidad tenía. Este procesado ha alcanzado un acuerdo con la fiscalía y será condenado a dos años de prisión por dos delitos de corrupción de menores.

El otro implicado, un nigeriano de 39 años residente en el extranjero, está acusado de pagar a cuatro menores, varias de ellas tuteladas, por los encuentros sexuales que mantenía con ellas en selectos hoteles de la zona de Calvià. La fiscal pide para él 16 años de cárcel. El acusado admitió haber entregado dinero y regalos a las chicas, pero insistió en que no sabía que eran menores y que estaban en centros de internamiento o acogida. «No tenía forma de comprobarlo», aseguró el sospechoso, que añadió que una de ellas llegó a enviarle un DNI falsificado para aparentar que tenía ya 18 años. «Cuando supe que eran menores me distancié de todas», insistió. El acusado, que solo respondió a las preguntas de su abogado, hizo hincapié en que nunca forzó a las adolescentes ni fue violento con ellas y que todas las relaciones «fueron consentidas».

Las jóvenes, por su parte, confirmaron que el hombre les daba dinero. Varias de estas testigos señalaron que el hombre era consciente de que eran menores de edad. Explicaron que contactaron a través de las redes sociales y que su nombre empezó a correr en sus círculos de amigas y conocidas por ser «un guiri con mucha pasta». Algunas admitieron abiertamente que eran pagos por las relaciones sexuales, pero otras lo negaron y apuntaron a la «generosidad» del acusado. «A él le salía darme 2.000 euros», dijo una de ellas. Todas incidieron en que nunca las obligó a hacer nada que no quisieran. En sus declaraciones fueron continuas las respuestas evasivas o incluso contradictoras con sus testimonios anteriores, lo que les valió varias advertencias de la fiscal e incluso del tribunal.

La más pequeña de todas las chicas, que tenía 14 años cuando ocurrieron los hechos, no se presentó en el juicio, en el que está citada como testigo. Una educadora del centro en el que vivía entonces explicó que eran frecuentes sus fugas. «Pasaba más tiempo fuera que dentro», dijo. Según contó, la menor manejaba mucho dinero pese a no tener ninguna fuente de ingresos legal.