El supuesto líder de una red internacional dedicada al narcotráfico negó ayer, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma, que sus ingresos estuvieran vinculados al tráfico de drogas entre 2017 y 2018.

El acusado, que solo respondió a las preguntas de su abogado, defendió que se dedicaba a la intermediación inmobiliaria, sobre todo en el sector hotelero, y que cerraba compraventas por valor de millones de euros.

El presunto cabecilla de la banda criminal en Mallorca, para quien el fiscal Julio Cano solicita una pena total de 11 años de cárcel y una multa de 500.000 euros, afirmó que con algunos de los acusados por esta causa mantenía una relación estrictamente laboral o de amistad. «De relación delictiva nada», añadió.

También dijo que antes de ser detenido en julio de 2018 en su domicilio de Palma era consumidor diario de cocaína y que cuando los agentes de la Guardia Civil registraron su vivienda, hallaron drogas de consumo propio.