La actuación de las fuerzas de seguridad durante la crisis del coronavirus ha generado una oleada de admiración por su labor. Muchos ciudadanos y empresas de toda la isla han acudido estos días a las comisarías para entregarles material y productos. La mayoría son efectos para llevar a cabo su trabajo con mayor seguridad, como líquidos y geles desinfectantes, guantes y mascarillas. Pero también están recibiendo una gran cantidad de dulces. Como las galletas, ensaimadas y cruasanes que les han dejado a la Policía Local de Sóller. Varias pastelerías de Mallorca, que han tenido que bajar la barrera a causa de la crisis sanitaria, se han unido en una agrupación, Dulces Solidarios, y han repartido cajas con tartas y pasteles en la Policía Nacional y la Policía Local de Palma.

A recoger medicamentos

Y es que la grave situación que estamos viviendo ha desatado todo tipo de actuaciones solidarias. A modo de ejemplo, dos voluntarios de Protección Civil de Sant Llorenç acudieron a Son Espases para recoger los medicamentos de un vecino del municipio en situación de riesgo, evitándole así un peligroso desplazamiento.

Bomberos sin incendios

Una de las consecuencias más curiosas del decreto de alarma ha sido el acusado descenso del número de delitos, que fuentes oficiosas calculaban en un 80%. Parece que los delincuentes están cumpliendo las directrices del Yomequedoencasa, aunque no sabemos si por voluntad propia o influidos por los intensos controles que los cuerpos policiales mantienen para hacer cumplir el confinamiento. Pero hay otro aspecto destacado, que es la falta de trabajo de los bomberos. Excepto los desperfectos causados por la tormenta del pasado domingo o el incendio accidental de un camión de Emaya el jueves, los parques de Palma y de Mallorca apenan registran salidas. El hecho de que la mayoría de las personas permanezcan en sus casas está evitando los incendios, tanto en domicilios como forestales. Entre los servicios realizados destacan varias asistencias a domicilios donde viven personas mayores solas, que no contestan al teléfono. El martes se produjo uno de estos incidentes. Una dotación de los Bombers de Palma acudió a un domicilio cerca de la plaza Abu Yahya, donde reside una anciana de 86 años. Cuando llamaron a la puerta, la mujer les explicó que estaba perfectamente, pero que había decidido no contestar al teléfono porque estaba harta de las llamadas de su familiares.

Un ciclista en Blanquerna

La pasada semana, un elegante ciclista regresaba a su casa por la calle Blanquerna. Eran las ocho de la tarde y se encontró con una multitud de vecinos que salían a aplaudir para agradecer la labor de sanitarios y equipos de emergencia durante la crisis. El ciclista recorrió la calle emocionado bajo los aplausos, hasta que le arrojaron un objeto desde uno de los balcones. "¡Cabrones, que vengo del trabajo!", se le oyó gritar mientras aceleraba el ritmo de pedaleo.