Un juzgado de PalmaPalm ha condenado a una mujer a una pena de un año y nueve meses de prisión por maltratar de forma habitual a su hijastra cuando tenía entre diez y doce años en el domicilio que compartían en Santa Ponça, en Calvià. La madrastra acusada, de 33 años, zarandeaba, abofeteaba y menospreciaba a la niña cuando su padre no estaba en casa. Le profería frases humillantes en las que le decía que "no servía para nada" y "hasta tus amigas no te quieren".

Ayer al mediodía, la sospechosa, de origen marroquí, reconoció los hechos tras complicadas negociaciones entre los abogados personados. La acusación particular en un principio le pedía ocho años de cárcel por maltrato familiar y lesiones. Finalmente, la defensa alcanzó un acuerdo con la fiscalía y la acusación particular y la madrastra se declaró autora responsable de un delito de maltrato habitual. La mujer aceptó 21 meses de cárcel, si bien en un primer momento se mostró dubitativa. "Lo acepto, pero es algo que no he hecho", llegó a decir ante la sala. La acusada se mostró muy afectada y tuvo que sentarse en el banquillo unos minutos para tranquilizarse y tomar aire.

Tras la conformidad a la que llegaron las partes, después de más de una hora y media de intensas negociaciones, la magistrada dictó sentencia 'in voce' contra la sospechosa y le impuso una pena de un año y nueve meses de cárcel.

La madrastra no llegará a ingresar en prisión, ya que se le ha suspendido la condena por un periodo de dos años en el que no podrá volver a delinquir.

Además, la jueza le ha privado del derecho a la tenencia y porte de armas durante tres años y le ha prohibido aproximarse a menos de 200 metros de la menor, así como comunicarse con ella, por un periodo de seis meses. La sentencia dictada ayer ya es firme.

La relación familiar que mantiene la mujer con su exmarido, el padre biológico de la niña perjudicada, es conflictiva. Ella denunció a su excompañero por violencia de género.

Cuando el matrimonio se separó, en febrero de 2016, la víctima relató los malos tratos que le infligía su madrastra a su padre, quien interpuso una denuncia y el caso fue investigado entonces por el Equipo Mujer Menor (Emume) de la Guardia Civil.

La encausada, que carece de antecedentes penales, durante los años en los que convivió con su esposo en Santa Ponça entre el año 2012 y febrero de 2016, cuando este le dejaba al cargo de su hija, de entre diez y doce años, fruto de una relación anterior, ella se excedía al corregir a la niña, generalmente durante las tareas domésticas en casa.

Así, con ánimo de menoscabar su integridad física, la sometía a continuos y fuertes zarandeos, le propinaba un bofetón en la cara, sin causarle lesiones, y la humillaba llamándola "tonta", "no sirves para nada", "hasta tus amigas no te quieren" y se refería a su madre biológica diciendo que "era una puta, te tuvieron por accidente".