Martina Rossi murió de dos maneras. La caída desde la sexta planta de un hotel de Cala Major que le costó la vida hace siete años fue archivada por un juzgado de Palma como un suicidio. La Policía Nacional no encontró ningún indicio de criminalidad y el magistrado dio carpetazo al asunto. La insistencia de la familia de esta turista de 20 años llevó a la justicia italiana a abrir su propia investigación. Y el resultado ha sido muy diferente. Dos jóvenes compatriotas que también pasaban sus vacaciones en la isla acaban de ser condenados a seis años de prisión por su implicación en la caída mortal de la chica. Intentaban violarla cuando Rossi, en un intento desesperado de escapar, trató de saltar al balcón de la habitación contigua y se precipitó al vacío.

Los dos acusados, de 27 años, han sido declarados autores de un delito de intento de agresión sexual en grupo y otro de homicidio como consecuencia de otro delito, penados cada uno con tres años de prisión. Un tribunal de Arezzo (Toscana) formado por dos magistrados profesionales y seis ciudadanos que han ejercido como jurado popular dio a conocer su veredicto el pasado viernes. La sentencia en la que se detallará el relato de los hechos no se hará pública hasta dentro de varias semanas.

Martina Rossi era una estudiante italiana que en el verano de 2011 vino de vacaciones a Mallorca con unas amigas. Estaban alojadas en el hotel Santa Ana, en Cala Major. Hacia las siete de la mañana del 3 de agosto, la joven cayó al vacío desde el balcón de su habitación, en la sexta planta del edificio. Murió en el acto.

El grupo de Homicidios de la Policía Nacional abrió una investigación. Los agentes tomaron declaración a varios testigos y llegaron a la conclusión de que Rossi estaba sola en su habitación y se había suicidado. El juzgado de instrucción número 11 de Palma archivó el asunto al encontrar ni un solo indicio de criminalidad en los hechos.

Una conversación clave

Pero la familia de la joven nunca dio por buena esta versión y puso el caso en manos de un abogado italiano. Consiguieron que a mediados de 2012 la fiscalía de ese país iniciara su propia investigación sobre lo ocurrido, solicitando al juzgado palmesano toda la documentación del asunto. Entre los testigos que fueron citados a declarar en Italia había dos jóvenes, compatriotas de Rossi, que habían estado alojados en el hotel Santa Ana en las mismas fechas. Ellos mismos se situaron en el punto de mira. Cuando esperaban a ser interrogados en una comisaría, sin saber que estaban siendo grabados, uno de ellos trató de calmar al otro. "Tranquilo, en el cadáver no encontraron ninguna prueba de violencia sexual", le dijo, pese a que en aquel momento nadie relacionaba la muerte de Rossi con una violación. En la misma conversación, los dos jóvenes pactaban un relato común: admitirían que estaban con ella en la habitación y la chica se había "vuelto loca" y tras empezar a desnudarse salió corriendo a la terraza y se tiró por el balcón.

Esta charla acabó dando un giro definitivo al caso. El cadáver de Rossi fue exhumado y sometido a una nueva autopsia en busca de pruebas de la agresión sexual. No se encontraron. La acusación, sin embargo, llevó a juicio a los dos jóvenes y reclamó sendas condenas de siete años de cárcel por delitos de agresión sexual y homicidio.

Durante el juicio celebrado en las últimas semanas, varios policías italianos, peritos y testigos han echado por tierra la hipótesis del suicidio y desarbolado las conclusiones a las que en su día llegaron la Policía Nacional y el juzgado de Palma encargado del caso.