"Vengan rápido, tienen pistolas y nos matarán". Fue la llamanda desesperada a los servicios de emergencias del anciano que fue asaltado en su casa de Porreres el pasado 24 de febrero, en un suceso que commocionó a toda Mallorca.

La comunicación ha sido hoy desvelada por el programa informativo de Antena 3 Televisión Espejo Público,Espejo Público en un corte de voz que, según la cadena, pone de relieve el estado de tensión y nerviosismo que sufría el anciano en ese momento. Estaba sufriendo una atraco en su domicilio, su mujer acababa de ser agredida y él mismo había recibo una paliza por la que luego tuvo que ser hospitalizado en Son Llàtzer.

El asalto acabó en tragedia. Aprovechando un descuido de los atracadores, el anciano fue a buscar una escopeta de caza y disparó contra uno de los asaltantes, que fue herido de gravedad en el abdomen y falleció horas después en el hospital de Son Espases, mientras el resto de la banda emprendía la huida y lograba sortear el operativo que la Guardia Civil montó en Porreres y todas las carreteras de los alrededores.

Pero justo después del disparo, cuando permanecía encerrado en una habitación de la vivienda, con la nariz rota, múltiples golpes en el cuerpo y en la cara y una fractura en una vértebra, llamó por teléfono a los servicios de emergencia para pedir auxilio, creyendo que loa asaltantes se encontraban todavía en la casa y sin saber donde se hallaba su esposa.

"Por favor, me están atracando a mí y a mi mujer. Es muy urgente. Van armados, son dos y nos han hecho mucho daño", dice con la voz ahogada. "Por favor, están aquí todavía y mi mujer no sé donde se encuentra. Todavía los escucho, me duele la cabeza. Es muy urgente", vuelve a repetir con la voz entrecortada".

Y tras unos minutos repite la llamada. "Por favor, vengan rápido, ahora son tres individuos, han regresado con refuerzos, van armados con pistolas, nos matarán, están rompiendo la puerta".

El programa ha reconstruirdo el asalto sobre el terreno y con los testimonios de los protagonistas. Según la versión, los cuatro asaltantes llegaron a la vivienda de Porreres de madrugada. Dos de ellos se cubrieron con pasamontañas y guantes de obra. Y se quedaron aguarando en el muro de la finca unas dos horas, escondidos entre matorrales. En el coche llevaban dos patas de cabra, una pistola y un cuchillo.

Cuando finalmente salió el propietario le atacaron por detrás, lo amordazaron, y le obligaron a entrar en la vivienda y a abrir la caja fuerte, de la que sacaron 12.000 euros. Pero no les pareció suficiente. Querían más.

Según el mismo relato, en un momento en el que se despistaron, el propietario de la finca sacó una escopeta de caza y disparó a uno de ellos, hiriéndole gravemente en el abdomen y causándole la muerte. El hermano del fallecido huyó de la casa al escuchar las primeras sirenas de la Guardia Civil, se encontró con los dos asaltantes que aguardaban en el coche en un aparcamiento cercano y se pierde su pista.

El anciano ingresa en Son Llàtzer con la nariz rota, múltiples contusiones y una fractura en una vértebra. Y el hermano del fallecido se entrega a los dos días del asalto en una comisaría de la Guardia Civil. Pocas horas después, los agentes detinen a los dos miembros de la banda que permanecían en libertad.

La familia del fallecido acusará al anciano, que alegará legítima defensa

La familia del joven fallecido acusará al anciano de 77 años que lo mató de un tiro. Los allegados a Mauricio E. B., que tenía 25 años, han iniciado ya los trámites legales para personarse como acusación particular en el procedimiento judicial contra el hombre.

A través de su abogado, rebatirán la versión de que Pau R. actuó en legítima defensa cuando disparó al joven a bocajarro con una escopeta de caza. El anciano será citado a declarar en las próximos días como investigado por un delito de homicidio por el juzgado de Manacor que instruye la causa.

Pese a que el proceso está dando todavía sus primeros pasos, las partes han fijado ya sus posiciones. Pau R. argumentará que actuó en legítima defensa, para defenderse de dos jóvenes fornidos a los que no podía hacer frente más que a tiros, ya que le habían agredido a él y a su mujer y le exigían más dinero pese a que en la casa no había más. En definitiva, que temía por sus vidas.

La familia del fallecido rechaza esta versión y entiende que el anciano no actuó para defenderse de los intrusos, sino en una suerte de venganza por haber entrado a robar.