El robo que una banda de delincuentes pretendía cometer en un chalé a las afueras de Porreres. Un empresario de 77 años, Pau R., mató de un tiro de escopeta a uno de los intrusos que, tras agredirle, le exigían el dinero de la caja fuerte. La víctima, un joven colombiano de 25 años identificado como Mauricio E.B. y con antecedentes policiales por robo, recibió un disparo en el abdomen y falleció horas después en Son Espases. El resto del grupo, formado por entre dos y cuatro personas, se dio a la fuga y la Guardia Civil puso en marcha un gran operativo para dar con ellos. Los primeros datos apuntaban a que se habían llevado un arma de fuego de la vivienda y estaban escondidos en las inmediaciones, por lo que decenas de agentes armados peinaron caminos y fincas durante horas con el apoyo de un helicóptero, en mitad de un clima de gran tensión. Ya por la tarde, esta hipótesis perdió fuerza y el operativo se desactivó. La Policía Judicial estaba a la espera de tomar declaración al empresario, que ayer no había sido detenido, para intentar aclarar totalmente lo ocurrido.

De acuerdo con la reconstrucción de los hechos realizada por la Guardia Civil, basándose en las confusas explicaciones del septuagenario, todo ocurrió al filo de las nueve de la mañana. Pau R., extrabajador jubilado de Banca March y que dirige ahora una empresa de máquinas tragaperras, se encontraba en el exterior de su vivienda, una casa de campo situada al final del camino de s'Olivar, en una zona muy apartada en las inmediaciones del cementerio de Porreres. Dos hombres se abalanzaron de repente sobre él. Los asaltantes, que no llevaban armas de fuego, redujeron al hombre y lo llevaron al interior del chalé, donde se encontraba su mujer.

Los atracadores propinaron algunos golpes al anciano mientras le exigían el dinero de la caja fuerte. La pareja no ofreció demasiada resistencia y acabó encerrada en una de las habitaciones de la vivienda, al parecer por orden de los atracadores.

Según fuentes policiales, los delincuentes acabaron haciéndoles salir. El hombre les dijo entonces que si querían más dinero él iba a buscarlo. Pau R. aprovechó entonces un descuido de los asaltantes para hacerse con una escopeta de caza que tenía en el chalé y acabó disparando a uno de los intrusos.

El ladrón recibió un tiro en el abdomen. Malherido, cayó desplomado al suelo. Sus compinches optaron entonces por darse a la fuga. El empresario activó entonces un dispositivo para alertar a la empresa de seguridad con la que tiene contratada una alarma y, a su vez, contactó con el 112.

Una patrulla de la Policía Local de Porreres llegó en pocos minutos al lugar. Poco después, lo hicieron un vigilante de la empresa de seguridad, varios agentes de la Guardia Civil y dos ambulancias del Ib-Salut.

El atracador herido había sufrido gravísimas lesiones internas y presentaba un gran orificio en el abdomen. Los servicios sanitarios lo atendieron durante más de dos horas en el chalé para estabilizarlo y, a mediodía, una ambulancia lo trasladó al hospital Son Espases. Los médicos decidieron operarlo de urgencia, pero la víctima falleció a las dos y media de la tarde. Su muerte fue comunicada al juzgado de guardia de Palma.

El joven iba indocumentado, pero pudo ser identificado por sus huellas dactilares como Mauricio E.B., colombiano de 25 años. Al joven le constaban varias detenciones por robos, algunos de ellos con violencia, en los archivos de la Policía Nacional.

La pareja de ancianos también precisó asistencia médica por los golpes recibidos. La mujer, además, sufrió una crisis nerviosa. Ambos fueron hospitalizados pero estaban fuera de peligro y en las próximas horas serán interrogados sobre lo ocurrido.

Gran operativo de búsqueda

La Guardia Civil centró sus esfuerzos en localizar al resto de miembros de la banda de atracadores. Los agentes temían que se hubieran llevado una o más escopetas del chalé y que no hubieran salido de la zona, por lo que podrían estar armados y escondidos. El instituto armado puso en marcha un gran operativo para localizarlos. Numerosos agentes, fusil en mano, con chalecos antibalas y extremando las precauciones, se desplegaron por los caminos y fincas cercanos mientras el helicóptero sobrevolaba una y otra vez la zona, un enclave escarpado, con pinares y cuevas que dificultaban el rastreo. Fueron horas de tensa búsqueda. Después de peinar a conciencia el terreno, la hipótesis de que los atracadores siguieran allí fue perdiendo fuerza. La escopeta que se creía que se habían llevado fue finalmente localizada y todo apunta a que lograron escapar antes de la llegada de los agentes.