'El Pablo' ha vuelto a la Audiencia de Palma. El histórico narcotraficante de La Soledat, de 56 años, firmó ayer su última condena por tráfico de drogas en el único macroproceso que aún tenía abierto. El líder del grupo acudió al Palacio de Justicia para formalizar un pacto con el fiscal antidroga de Balears por el que acepta cuatro años y medio de prisión por un delito contra la salud pública y otro de integración en grupo criminal. También tendrá que pagar una multa de 37.000 euros por controlar la mayor parte del barrio de La Soledat, especialmente la calle Teix, y dedicarse a la distribución de marihuana entre terceras personas en los años 2014 y 2015.

Pablo Campos, que estuvo un año en prisión provisional por esta causa y al que la Policía Nacional le intervino un flamante todoterreno Porsche Cayenne, no compareció solo en la Audiencia de Palma. Más de una treintena de acusados, todos ellos colaboradores y miembros de su clan, ayer se personaron en la oficina de la sección segunda para rubricar el acuerdo alcanzado con la fiscalía. Entre ellos se encontraban uno de sus hijos y otros familiares cercanos. Más de la mitad de un total de 52 encausados se han conformado con delitos contra la salud pública.

Se trata de una de las causas que reúnen a un mayor número de procesados por narcotráfico en Balears, junto con el macroproceso de Kabul, que descabezó el poderoso clan de La Paca de Son Banya en el verano de 2008.

En el caso de la organización liderada por 'El Pablo', todos los sospechosos se encuentran libres en la actualidad. El grupo actuó desde agosto de 2014 a septiembre de 2015 como una estructura perfectamente organizada cuya finalidad exclusiva era el lucro proveniente de la distribución de sustancias estupefacientes.

La banda estaba dirigida por Pablo Campos Maya, 'El Pablo', bajo cuyas órdenes se encuentran todos los demás, según el fiscal. Él era el principal beneficiario de las ventas de marihuana. Este grupo controlaba la práctica totalidad de las propiedades situadas en varias calles de la barriada palmesana de La Soledat en las que se instalaron puntos de venta de droga normalmente regentados por familiares de 'El Pablo'. De esta manera, se creó una zona "prácticamente impermeable" a la investigación policial, ya que cualquier persona que transitaba por estas vías, sobre todo en la calle Teix, y que no fuera miembro del grupo o cliente de los puntos de venta, era inmediatamente detectada.

A cambio de esta protección, estos domicilios se abastecían de 'El Pablo' y de sus principales colaboradores, dos de sus hijos, quienes regentaban distintos puntos de venta, los supervisaban, abastecían y realizaban la recaudación diaria, según el fiscal.

El clan disponía de plantaciones de marihuana. En un escalafón intermedio se situaban otros familiares del cabecilla que regentaban otros puntos de venta en el barrio. Por último, en el escalón más bajo estaban las personas que vendían la droga, vigilaban en la calle y avisaban al detectar la presencia de la Policía. Además de controlar el territorio de La Soledat, el clan intimidaba a los vecinos y sus subordinados para que no denunciasen a la Policía sus actividades, según la fiscalía.