La Audiencia de Palma se ha blindado esta mañana debido a la vista previa contra el clan de narcos de El Pablo. Numerosos agentes de la Policía Nacional se han desplegado tanto por el exterior como por el interior del palacio de justicia, ya que los 52 acusados están libres.

En el momento en el que los sospechosos han accedido a la sede judicial no se han producido incidentes. El cabecilla del grupo, 'El Pablo', ha bromeado al entrar junto con varios familiares. Decenas de encausados han esperado pacientemente en el patio y en el primer piso del edificio, ya que la vista se celebrará en la sala del jurado, la más espaciosa para poder acoger al medio centenar de sospechosos. Mientras tanto, los letrados defensores han empezado a negociar con el fiscal antidroga de Balears Julio Cano para tratar de alcanzar algún tipo de acuerdo.

Los 52 acusados se enfrentan a penas que suman más de 200 años de prisión por delitos contra la salud pública e integración en grupo criminal. El fiscal pide siete años de cárcel para el líder de la organización, Pablo Campos Maya, 'El Pablo' el histórico narcotraficante de La Soledat, quien estuvo un año en prisión provisional por esta causa y al que la Policía Nacional le intervino su todoterreno, un valioso Porsche Cayenne. Para sus dos hijos, estrechos colaboradores del cabecilla, la acusación pública reclama nueve años y medio y cinco años y medio de cárcel, respectivamente.

La fiscalía mantiene que los encausados formaban una estructura perfectamente organizada que se dedicaba a traficar con marihuana y cocaína en Palma al menos desde agosto de 2014 hasta septiembre de 2015. La banda estaba dirigida por 'El Pablo', quien se lucraba del narcotráfico y gracias a ello se fue haciendo progresivamente con la práctica totalidad de las propiedades situadas en varias calles de la barriada de La Soledat. Así, la organización controlaba todo el territorio, lo que dificultaba sobremanera las investigaciones de la Policía, ya que cualquier persona que transitaba por esa zona, especialmente por la calle Teix, y que no era miembro del clan o cliente de los puntos de venta era detectada de forma inmediata.

El grupo disponía de muchos puntos de venta de droga en el barrio que eran controlados y supervisados por las personas de máxima confianza de 'El Pablo', sus hijos, quienes también se encargaban de realizar la recaudación diaria, según el fiscal. Además, los principales sospechosos abastecían las viviendas del clan. Gracias a las ingentes ganancias del negocio del narcotráfico, iban comprando propiedades que ponían a nombre de terceras personas, según la acusación.