La madre del niño había afrontado un cúmulo de problemas para tratar de sacar adelante a su hijo, aquejado de una grave discapacidad intelectual. A este hecho se sumaba la circunstancia de que el padre biológico se había desentendido del menor antes incluso de su nacimiento. La mujer decidió criarlo en calidad de madre soltera.

La fallecida había logrado rehacer su vida, pero la última relación sentimental tampoco habría fructificado. Recientemente se habría materializado la separación de la pareja. Este último fue el que acudió al domicilio y expresó su preocupación al ver los cuerpos a través de una rendija.

La mujer, de 42 años y origen argentino, había sido durante 13 años la encargada de confianza de un comercio tradicional situado en el centro de Palma. Hace poco tiempo decidió poner fin a esta relaciòn laboral para abrir su propio negocio. La madre del niño se había establecido por su cuenta desde hace medio año.

Regentaba un colmado en las inmediaciones de la plaza de Sant Francesc de Palma.

La discapacidad intelectual que padecía su hijo le había ocasionado problemas escolares. La alteración psíquica del menor no era perceptible a simple vista. Por este motivo, nadie en el vecindario del inmueble de la calle Gabriel Maura conocía la limitación intelectual que padecía el niño.

Sin signos de violencia

Todo este cúmulo de infortunios habría sido el detonante para que la mujer decidiera ayer acabar con su vida y con la de su hijo de la forma más indolora posible: a través de una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono. El menor no se habría resisitido, ya que no se detectaron evidentes signos de violencia.

Nadie en el vecindario se había percatado ayer de la tragedia que habría ocurrido en el tercer piso del número 4 de la calle Gabriel Maura. "Algo ha pasado con un brasero", apuntó una vecina, sin conocer aún que una madre había matado a su hijo antes de acabar con su vida.

Se da la circunstancia de que es la segunda madre que decide acabar este año en Mallorca con la vida de su hijo, el denominado síndrome de Medea. El pasado 5 de abril, una mujer ahorcó a su hija de 18 meses en Llucmajor antes de suicidarse.