El hijo del asesino confeso del Port de Pollença, Ioan Ciotau, y de la víctima, Lucía Patrascu, manifestó a los investigadores de la Guardia Civil que trató de retener a su padre al verle armado con un cuchillo en la cocina de su casa. Según su versión, la mañana del crimen, él estaba durmiendo y escuchó a su madre gritar. Al acercarse para ver lo que ocurría, vio a su progenitor cómo estrangulaba a su madre en el salón y consiguió quitarle la mano. Entonces, le dijo a ella que saliera fuera, pero esta se dirigió al balcón y empezó a gritar.

"Mi padre se fue a la cocina a coger un cuchillo y yo intentaba sujetar la puerta para que no pudiera salir de la cocina", recordó su hijo, de 26 años. Al final, el acusado consiguió abrir la puerta. El joven indicó que vio el cuchillo y que su padre le amenazó con él y le dijo que se apartara. "Salí corriendo a la calle a pedir ayuda", apuntó. Poco después, ya vio al hombre ensangrentado en la vía pública. El testigo confirmó que su progenitor había agredido a su madre hace mucho tiempo en Rumanía. Ahora, según su versión, el matrimonio discutía como todas las familias. "Mi madre se quedaba a dormir con la anciana a la que cuidaba y mi padre debía pensar otras cosas", declaró el hijo.

Por otro lado, el Govern anunció ayer que se personará como acusación particular en el procedimiento judicial del asesinato en el Port de Pollença.