La fiscalía reclama una pena de 16 años de prisión por asesinato a Mustapha M., el ciudadano marroquí que presuntamente mató de una puñalada en el abdomen a su expareja, la joven boliviana Soledad Arnez Claros, en el domicilio que ambos compartían en la calle Aragón de Palma y luego trató de suicidarse tragando sosa cáustica el pasado año.

La fiscal de violencia sobre la mujer Mercedes Carrascón considera al sospechoso, de 39 años de edad y que carece de antecedentes penales, autor responsable de un delito de asesinato con alevosía. El ministerio público aprecia la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión, ya que, tras cometer el crimen, el hombre se entregó en la Jefatura Superior de Policía, en Palma. Además de la condena de 16 años de cárcel, la fiscal solicita una indemnización total de 300.000 euros para los tres hijos menores de la fallecida y otros 25.000 para su marido.

El abogado de la Comunidad Autónoma, que ejerce la acusación popular, pide la misma pena, mientras que el letrado de la acusación particular, en representación del esposo de la víctima, que reside en Bolivia, reclama 18 años de prisión por el crimen e indemnizaciones de 300.000 euros y 50.000 para los hijos y el marido de Soledad Arnez, respectivamente.

Por su parte, la defensa de Mustapha M. interesa la libre absolución de su cliente al argumentar que este padece un trastorno mental y que se hallaba completamente intoxicado el día de los hechos después de haber consumido mucho alcohol, por lo que no era consciente de sus actos. De forma alternativa, solicita una pena de 5 años por homicidio al apreciar el trastorno mental transitorio como una circunstancia eximente incompleta, es decir, que tenía afectada, pero no anulada, su capacidad intelectiva y volitiva.

El juicio contra el presunto asesino tendrá lugar en la Audiencia Provincial de Palma. Un jurado popular será el encargado de enjuiciar los hechos. El caso fue instruido por el juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Palma.

Marzo de 2013

El crimen se produjo el pasado 31 de marzo de 2013. Según la versión de la fiscalía, sobre las tres de la tarde de ese día, Mustapha M. mantuvo una discusión con su expareja sentimental, Soledad Arnez, en el piso que aún compartían ambos en la calle Aragón de Palma, en el número 28.

El hombre la siguió hasta el cuarto de baño de la vivienda, donde la mujer se metió para ducharse. Aprovechando esta situación y al estar Soledad desprevenida, ya que se estaba duchando, el acusado, con intención de acabar con su vida, se abalanzó sobre ella y le asestó una puñalada en el abdomen con un cuchillo. La cuchillada le perforó el hígado y le produjo una grave hemorragia interna que le causó la muerte por un shock hipovolémico, al desangrarse.

La fiscal destaca en su escrito de acusación que Mustapha M. atacó a su excompañera de forma sorpresiva e impidiendo cualquier posibilidad de defensa por parte de la víctima.

Tras cometer el crimen, el sospechoso luego trasladó a Soledad desde el cuarto de baño al dormitorio. Allí, la metió en la cama, la tapó con un edredón y cerró la cortina para ocultarla. Poco después, el hombre ingirió sosa cáustica y llamó a un taxi para que le llevara a la comisaría de Policía. Una vez en Jefatura, contó lo que había hecho. Una patrulla de la Policía Nacional se movilizó y acudió al domicilio donde encontró el cadáver de la mujer. Soledad Arnez estaba casada y tenía tres hijos menores de siete, catorce y quince años en Bolivia.

El presunto asesino tuvo que ser evacuado urgentemente al hospital al peligrar su vida. Fue operado a vida o muerte esa misma tarde y sufre graves secuelas de por vida en el esófago y estómago.

Por su parte, el abogado de la acusación particular, Diego Coronado, mantiene que Mustapha M. sometía a un férreo control a Soledad durante los seis meses de relación, entre septiembre de 2012 y marzo de 2013. Según su tesis, antes de finalizar 2012, la mujer ya quería acabar la relación. El hombre supuestamente no la dejaba salir del piso donde ambos convivían, junto con otras tres personas en la calle Aragón. La víctima finalmente dio por acabada la relación. Sin embargo, Mustapha seguía residiendo en el domicilio, aunque en habitaciones separadas. La situación llegó a ser insoportable para la perjudicada, quien pidió a su excompañero que abandonara la vivienda. Él hizo caso omiso, por lo que Soledad intentaba pasar el menor tiempo posible en casa.