José A., detenido por presuntamente matar de una cuchillada en el pecho al hispanosuizo Gabriel Gaillard el pasado sábado en el domicilio en el que ambos residían en Porto Cristo, negó los hechos ayer tarde ante la Policía Nacional durante su interrogatorio y alegó que se trató de un accidente en el que no tuvo ninguna intención de acabar con la vida de su compañero de piso.

El sospechoso, de 55 años, indicó que el sábado por la tarde había bebido alcohol, si bien precisó que no estaba completamente borracho. Según su versión, la muerte de Gabriel fue un hecho fortuito. Los investigadores discrepan de este extremo y acusan al arrestado de ser el autor del crimen, tras mantener una acalorada discusión con la víctima, que era la propietaria de la vivienda.

Por su parte, los familiares del sospechoso ayer le defendieron. "José no es capaz ni de matar una mosca. Es una persona muy pacífica", destacó un pariente que trataba de exonerarle. De hecho, el allegado arremetió contra el fallecido. "En varias ocasiones ha querido violarle. Esta vez, José se ha defendido", proclamó. El detenido rechazó ser la pareja de la víctima y que esta hubiera intentado violarle. Sin embargo, un familiar del arrestado indicó que José les había comunicado que los supuestos abusos se habían repetido. "Le dijimos que se fuera. Pero no tenía trabajo y no tenía adónde ir", señaló. El allegado definió a la víctima como "una persona extraña". Al mismo tiempo, hizo hincapié en las pésimas condiciones de higiene. "No se lavaba. Era un vagabundo y una persona conflictiva", indicó.

Este extremo, el de las condiciones insalubres en las que vivía, fue corroborado por algunos vecinos del número 1 de la calle Mestral, en Porto Cristo. Así, reconocieron que cuando abría la puerta, salía un olor desagradable. De hecho, le convencieron para que dejara entrar en casa a una mujer de la limpieza, que tuvo que trabajar con mascarilla.

José A., de 55 años, permanecía ayer detenido en los calabozos de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Manacor. Los agentes le tomaron declaración por la tarde. El sospechoso negó el asesinato y explicó que fue un hecho fortuito. En la mañana de hoy, la Policía le pasará a disposición judicial ante el juzgado de instrucción número tres de Manacor, en funciones de guardia.

Antes de asestar, presuntamente, la puñalada mortal a Gabriel Gaillard, José A. no contaba con ningún tipo de antecedente. El vecindario definía tanto a Gabriel como a José como "dos hombres solitarios" y con escasa relación con el resto de vecinos.

Gabriel Gaillard, de 53 años, se mudó a Porto Cristo hace una docena de años procedente de Suiza. Allí nació y se crió desde que sus padres emigraran al país helvético. Tras la muerte de su padre, se compró un piso en Porto Cristo, donde convivía con su madre. Hace un año ella falleció y Gabriel se quedó sin la pensión materna ni ninguna otra fuente de ingresos. A partir de este instante, decidió alquilar una habitación y José A. fue su huésped desde entonces.

Las tensiones entre ambos estallaron con violencia en la tarde del pasado sábado. José A., presuntamente, cogió un cuchillo de cocina de 23 centímetros de hoja y nueve centímetros de mango y se lo clavó con fuerza en el pecho a escasa distancia del corazón. Gabriel abrió la puerta y salió tambaleándose del domicilio, dejando a su paso un reguero de sangre.

Incapaz de dar un paso más, Gabriel Gaillard se sentó en la escalera. El griterío y la discusión no pasaron inadvertidos al resto de los vecinos. "He llamado a la ambulancia, pero volved a llamar porque me muero", espetó.

Los testigos repararon en que la puerta de su domicilio estaba abierta. El presunto asesino se encontraba en el interior haciendo gala de una gran frialdad. "Se puso a ver la tele y a fumar tan tranquilo", señalaron.

Los vecinos llamaron a la Policía. Agentes de la Unidad Territorial de Costas (UTC) de la Policía Local de Manacor fueron los primeros en llegar. Un policía pidió al sospechoso que saliera del piso y el presunto asesino obedeció. Según los testigos, los agentes le dijeron que estaba detenido y conminaron al hombre a que se sentara en el suelo. Este se negó y los policías le redujeron.

Una UVI móvil del Ib-salut se desplazó hasta el domicilio. El herido fue trasladado al hospital de Manacor, donde fue operado de urgencia y, horas más tarde, en la medianoche falleció.

La autopsia, practicada ayer en el Instituto de Medicina Legal, determinó que la víctima sufrió una herida mortal de necesidad en el pecho, cerca del corazón.