La escena fue grabada de madrugada por una de las cámaras de seguridad del edificio judicial de sa Gerreria, en Palma. Un hombre trepa por el mástil de una de las banderas colocadas en la fachada del edificio, descuelga la de España y se la lleva. Por la grabación no se puede identificar al ladrón, pero el tipo debe de estar en buena forma, ya que no es fácil encaramarse a los buenos cinco metros que tienen los postes metálicos. Respecto sus motivos, son una incógnita. ¿Era un catalanista que pretendía quitar un símbolo español? ¿Un españolista que se la quería llevar a casa? ¿O el sastre de Carlos Delgado, que le prepara otra camisa? El caso es que el incidente apenas tuvo repercusión. La bandera robada fue sustituida al día siguiente y asegurada con unas bridas para ponerlo un poco más difícil la próxima vez.

Morir antes de despegar

Margaret Whyte, una británica de 82 años, había venido a Mallorca de vacaciones junto a su sobrina, de 52. El sábado de la semana pasada, cuando estaban en el avión, a punto de regresar a Glasgow, sufrió un síncope. La mujer fue tendida en el pasillo de la aeronave al tiempo que la tripulación preguntaba si había algún médico o enfermero entre los pasajeros. Rápidamente trajeron un desfibrilador y trataron de reanimar a la anciana, pero todo fue inútil. Su cuerpo, cubierto con una sábana, quedó tendido en medio del pasillo mientras la Policía desalojaba la aeronave. Una vez certificada la defunción por el personal de una ambulancia y levantado el cadáver, el pasaje pudo volver a ocupar sus asientos -probablemente con muy mal cuerpo- y el avión emprendió el vuelo con tres horas de retraso.

¿Y el perro?

El viernes por la mañana una mujer se dirige a la dotación policial de los calabozos del juzgado de Vía Alemania y les expone un problema. Dice que el día anterior había sido arrestado un conocido suyo. La cuestión es que el hombre llevaba un perro y no sabe qué ha sido de él, del animal, se entiende. ¿Dónde está el perro? ¿Le han dado un bocadillo de mortadela? ¿Le han concedido el hábeas corpus?

Marihuana perdida

El pasado miércoles, un señor que paseaba su perro por la plaza Pere Garau, en Palma, se percata de que en el alcorque de uno de los árboles hay un paquete extraño. Se trata de una bolsa de plástico transparente, perfectamente cerrada, que contiene unas hojas de hierba. El caballero sospecha que eso no es normal y avisa a la Policía. La patrulla que llega al lugar poco después le confirma que se trata de marihuana. Probablemente el paquete se le había caído a alguien que no se había percatado de la pérdida. El dueño de la bolsa puede ir a reclamarla a la Jefatura de Policía de Palma, en el Paseo Mallorca. Allí estarán encantados de atenderle.

Mala suerte

Podría pasar a los anales de la mala suerte la historia del ladronzuelo marroquí que ha relatado en exclusiva DIARIO de MALLORCA. Resulta que en Santa Ponça se celebra un campeonato internacional de fútbol de policías en el que participan 1.400 agentes de todo el mundo, de Nueva York a la isla Reunión. Los participantes se alojan en cuatro hoteles de la localidad, lo que los convierte probablemente en los establecimientos más seguros de la isla. Y a uno de ellos se fue precisamente nuestro desafortunado protagonista, un choricillo de 21 años. Se coló por una ventana abierta donde había tres hombres durmiendo y les sustrajo diversos efectos. Los durmientes eran agentes de la British Transport Police de Londres, que se despertaron, le pillaron in fraganti y le inmovilizaron en cuestión de segundos. Cuando llegó al lugar la Guardia Civil, el delincuente simuló que estaba inconsciente, pero a las primeras de cambio se comprobó que era cuento. Probablemente se hizo el muerto al darse cuenta de dónde se había metido.

No era mallorquina

La última metedura de pata localizada en Wikipedia se refiere a Marta del Castillo, la joven desaparecida desde 2009 en Sevilla. Según la enciclopedia de internet, la muchacha nació en 1991 en la localidad de Montuïri. Los familiares de la víctima se han apresurado a desmentir este dato. Marta del Castillo nació en Sevilla y no tiene ninguna relación con Mallorca.