Los vecinos de Sant Antoni tardarán en olvidar lo que ocurrió en el centro de la localidad en la mañana del 23 de febrero de 2011. Fueron cuarenta minutos de terror durante los que Mohamed E.B. acuchilló a una decena de personas sin que, todavía hoy, estén claros los motivos.

El tribunal popular rechazó que el hombre sufriera trastorno mental alguno que justificara sus actos. La fiscalía y la acusación particular apuntaron que el acusado, resentido por las penurias económicas que atravesaba, decidió rebelarse contra el pueblo de Sant Antoni. Sin embargo, el jurado no entró a valorar sus motivaciones ni la sentencia hace referencia alguna a ellas, por lo que el móvil de su sangriento recorrido sigue siendo una incógnita.