Medio ambiente

El oso pardo deja de hibernar y se expande con fuerza hacia el Oriente de Asturias

Los especialistas constatan la buena salud de la especie, con ejemplares más fuertes que se asientan en nuevas demarcaciones

Un oso pardo en la zona de Cangas de Narcea, en la Cordillera Cantábrica.

Un oso pardo en la zona de Cangas de Narcea, en la Cordillera Cantábrica.

Xuan Fernández

El oso pardo se expande en Asturias por el Oriente, también avanza hacia la costa desde los lugares tradicionales del Occidente y, poco a poco, está dejando de hibernar debido a la incidencia del cambio climático. Son las últimas conclusiones de los expertos que observan el desarrollo de una especie que habita en Asturias y que está "en una tendencia positiva" y vive su mejor momento en la región en varias décadas. Lo dicen José Tuñón, director de la Fundación Oso de Asturias, y Guillermo Palomero, de la Fundación Oso Pardo, dos de los mayores especialistas en la evolución de los plantígrados. El censo de los osos se mantiene en la cordillera Cantábrica –datos referentes a Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León–, rondando los 400 ejemplares, siendo el Principado el lugar favorito de los osos pardos. Y en los últimos años se ven cambios reseñables en el comportamiento de una especie emblemática de la región. Para empezar, los osos se están convirtiendo en "emigrantes".

Es decir, ya no solo se ciñen a los territorios tradicionales, sino que se desplazan y se asientan en otras ubicaciones que no solían pisar. "Detectamos muchísimo movimiento en los últimos años, lo que coincide con el crecimiento de la población. Hay machos de la parte occidental que van al oriente, se quedan allí o vuelven, o se reproducen. Por lo tanto, hay un claro movimiento de genes", explica Palomero. Este cambio de paradigma provoca que se mejore la especie, según los expertos, con ejemplares más resistentes. ¿A qué se debe este movimiento migratorio en los plantígrados? Confluyen varios factores, pero sobre todo hay uno esencial y obvio. "Hay más osos, por lo que necesitan desplazarse y colonizar territorios", recalca Palomero.

"Hay más ejemplares, por lo que necesitan colonizar zonas"

Fundación Oso Pardo

En los movimientos de los oseznos se observan varias novedades. Por un lado, llama la atención de los observadores la tendencia de los plantígrados, que cada vez más se mueven dirección a la costa desde los distintos concejos que ocupan en el suroccidente, el lugar predilecto en Asturias. Es decir, desde sitios como Ibias, Degaña, Cangas del Narcea, Somiedo o Teverga, municipios dominados históricamente por el oso, se expanden hacia Tineo y llegan también a Valdés, quedándose a pocos kilómetros del mar Cantábrico. "En lugares que tradicionalmente no eran de osos y había presencia esporádica, detectamos mucho más movimiento y presencia por esa necesidad de desplazamiento", asegura Palomero. "Hay indicios cada vez más claros de que van en esa dirección. Desde Pola de Lena hay mucho flujo hacia el Oriente", coincide con él Tuñón. Otro movimiento reseñable es el movimiento hacia la parte oriental. La población osera en la Cordillera se divide en dos, la occidental, que alberga la mayoría de los ejemplares –unos 250– y la oriental –alrededor de 120–.

Los expertos notan cada vez más un incremento del movimiento del oso hacia el Oriente, en zonas como Ponga, Caso o Sobrescobio. La presencia de la especie en esas delimitaciones es tradicionalmente escasa, pero está yendo a más. "Hace años una pregunta recurrente que nos solíamos hacer era la siguiente: ‘¿Por qué no hay osos en el parque de Redes?’. Ahora los empieza a ver, cada vez más", sostiene Palomero.

Los osos, pues, cada vez se mueven más y en diferentes direcciones, hacia la costa occidental y también al Oriente, pero también se observan cambios en sus hábitos y sus comportamientos. Por ejemplo, en la hibernación. "Cada vez van a hibernar menos, lo estamos viendo. Incluso estamos detectando ya ejemplares de osos pardos que no lo están haciendo". El motivo de estos cambios se sitúa, según los expertos, en las consecuencias del cambio climático y la bajada de las temperaturas. Que un oso no hiberne en invierno supone un enorme cambio de paradigma y abre la puerta a una evolución en las próximas décadas.

Los osos muertos


Los expertos, por otro lado, lanzan un mensaje de calma a raíz de las últimas cifras sobre osos muertos en Asturias. A lo largo de 2023 y en lo que va de 2024 aparecieron cuatro plantígrados muertos. El último fue el 2 de enero, en principio por muerte natural. Palomero pone el foco sobre todo en la amenaza de los incendios forestales y lanza además un aviso. "Nos vienen incendios destructivos que serán de mayor magnitud e incontrolables, y eso nos da miedo para el bienestar de los osos y del ecosistema natural. Hay que tenerlo en cuenta para hacer políticas beneficiosas", recalca. Para el futuro de la especie, Palomero también considera que es esencial separar al oso de los humanos, para evitar incidentes. "Uno de nuestros objetivos claros es que haya cero osos habituados a la comida de los entornos humanos o cerca de ellos, y tenemos que intervenir y trabajar mucho en ese sentido para que no se descontrole esa situación", finaliza este experto.

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