Kimpton Aysla Mallorca, el lujo que se vive desde la calma

El hotel abre al público local tanto sus restaurantes y bares como las instalaciones deportivas y de bienestar

Saba Bar y Saba Restaurant están abiertos todo el año.

Saba Bar y Saba Restaurant están abiertos todo el año. / Tomeu Canyellas

Maria López

Maria López

El Hotel Kimpton Aysla Mallorca acaba de cumplir su primer año ofreciendo la vivencia del lujo que se asocia al bienestar y a la experiencia individual de cada huésped, un regreso a la esencia mediterránea y un disfrute de momentos auténticos. Ubicado en Santa Ponça, el primer hotel Kimpton en Mallorca, la marca de lujo de la cadena británica IHG está abierto todo el año.

El establecimiento, diseñado por GRAS Reynés Arquitectos, es un complejo de tres modernos edificios unidos por jardines de inspiración mediterránea que suman 79 habitaciones y diferentes instalaciones abiertas también al cliente local que puede acceder al gimnasio, las piscinas y el spa del complejo, tanto a través de un day pass como de una membresía mensual o anual.

La piscina interior del hotel abierta también al cliente local a través de un day pass o membresías mensual o anual.

La piscina interior del hotel abierta también al cliente local a través de un day pass o membresías mensual o anual. / Tomeu Canyellas

Experimentar el lujo de cuidarse en Kimpton Aysla es refrescarse en las piscinas, tanto exteriores como climatizada, relajarse en la sauna o el baño de vapor, y acceder a clases guiadas en el gimnasio o a sesiones de yoga

Que el huésped se sienta como en casa es la aspiración última de Kimpton Aysla, un lugar en el que cada detalle cuenta para disfrutar de la calma, el bienestar y el ocio activo, desde una perspectiva mediterránea y exclusiva. La colección de arte del hotel comisariada por Aba Art Gallery, está compuesta por obras de diferentes artistas cuyo denominador común es la interpretación contemporánea de la esencia y la luz de Mallorca. 

Habitación con vistas al jardín mediterráneo.

Habitación con vistas al jardín mediterráneo. / Tomeu Canyellas

Comer, beber, descubrir

Saba Bar & Bodega, para tomar unas tapas, un cóctel o un café; o Zayt, junto a la piscina -solo en temporada alta-, son un buen motivo para visitar el Kimpton Aysla. Disfrutar de una cena en Saba Restaurant es adentrarse en las tradiciones coreana y japonesa que se nutren del mejor producto fresco de la isla. Además de los platos de la carta, el chef Alejandro Bermúdez concreta en Omakase, su elección personal, un menú en cinco pasos siempre distinto, según el día e, incluso, el comensal. Omakase -confiar en japonés- se sirve de la sorpresa para amplificar la vivencia e invita al descubrimiento. 

Trabajando en la cocina del restaurante Saba.

Trabajando en la cocina del restaurante Saba. / Tomeu Canyellas

Así, nuestra experiencia Omakase comenzó con sushi de toro con sofrito, nigiri de salmón flambeado y nigiri wagyu con foi. Después, contraste de texturas y sabor con Gyeran-jjim, puding de huevo al vapor con bogavante y huevas para seguir con berenjena frita enoki, alga espirulina y arroz inflado. El tradicional bulgogi coreano, con ternera marinada cocinada a baja temperatura, precedió a una sorprendente versión del tradicional arroz con leche, elaborado con tapioca y salsa de Baileys. La elección de un caldo mallorquín, el Tianna Blanc Bocchoris, puso sabor local a la propuesta.