Jorge el pediatra | Bebidas energizantes

Jóvenes consumiendo bebidas energéticas.

Jóvenes consumiendo bebidas energéticas. / Jordi Cotrina

Jorge Muñoz

¿Qué está sucediendo con estas bebidas?, ¿por qué se habla de ellas tanto estos días?, ¿desde cuándo existen?, ¿son buenas para la salud?

Qué de preguntas para empezar un artículo. Lo preocupante de estas bebidas es la composición y el uso, cada vez más de moda entre los jóvenes menores de edad, de ahí que comunidades como Galicia, seguida de algunas, como Balears, se puedan estar planteando la prohibición de su consumo en los menores de 18 años de edad.

Su comercialización más globalizada comenzó a finales del siglo pasado, con una explosión de ventas a partir del 2010 fruto de una inversión publicitaria muy potente, con una diana en los jóvenes. De ellos, precisamente, quiero escribir hoy. De los peligros y riesgos que acarrean los principales componentes de estas bebidas.

De sus ingredientes principales diremos que tienen una concentración de cafeína tres o cuatro veces superior a un café solo. Esto, junto al alto contenido de azúcares, hacen de ellas una bebida altamente adictiva, así como de riesgo si su consumo es excesivo, lo cual sucede en muchos jóvenes. La taurina, un aminoácido que ayuda a la recuperación muscular, si se consume en exceso, también tiene consecuencias adversas.

Precisamente la cafeína es la responsable de esa sensación puntual de bienestar, por actuar a nivel del sistema nervioso central, neutralizando las sensaciones de cansancio o sueño, y aumentando el bienestar y la concentración. Los azúcares, por otro lado, proporcionan una energía con una falsa sensación de no estar fatigado. El problema viene cuando se pasa su efecto, apareciendo un decaimiento.

Este producto fue creado para personas adultas que, puntualmente, necesiten un chute de energía, como deportistas, opositores, conductores… bajo un consumo moderado. El grave problema viene cuando su consumo es excesivo, y, además en jóvenes.

Sus consecuencias en el organismo en caso de elevado consumo son desde físicas hasta psiquiátricas. De las físicas, hablaríamos de arritmias cardíacas o incluso infartos con subidas de tensión arterial, favoreciendo también el sobrepeso por el exceso de azúcares y el sedentarismo de muchos jóvenes. Al ser la cafeína un gran psicoestimulante, en el momento del consumo podemos sentir una euforia, que produce un efecto rebote cuando desparece el efecto, llevándonos incluso a estados de ansiedad, tristeza y depresión.

Todavía no he hablado de su consumo junto al alcohol, tan de moda. En estos casos la mezcla es muy nociva, ya que combinamos un inhibidor (el alcohol) con un estimulante (la bebida energética), provocando arritmias cardiacas. Hay un estudio muy interesante con ratas donde a un grupo se les administró alcohol mezclado con bebidas energizantes y al otro cocaína. Los resultados en cuanto a los efectos eran similares, observando también que el grupo de la mezcla de bebidas era menos sensible a la cocaína, siendo más propensos al abuso de esta sustancia.

Son bebidas que utilizadas por adultos, puntualmente, pueden ayudar al consumidor. El problema viene cuando ese bienestar nos engaña y nos hace querer más porque nos sentimos bien. La línea es muy fina y se puede caer en la dependencia. En este caso hablaríamos de una dependencia física. En los jóvenes se junta con la dependencia social debido a que mis amig@s también la toman…

Espero que os haya resultado interesante. Sabéis que para los cuidados de la familia estamos en el Espacio Jorge el pediatra, donde podéis contactar por Whatsapp en el 667719202.

Feliz fin de semana.

Suscríbete para seguir leyendo