+ Debate: Avances y necesidades en la LLC

El mejor momento para la leucemia linfocítica crónica

Los nuevos tratamientos desarrollados permiten prolongar la esperanza de vida de los pacientes de esta enfermedad de la sangre y mejorar su día a día. Los expertos auguran avances a corto plazo en la investigación para tratar esta patología que se ha logrado cronificar.

Un momento del debate moderado por la periodista Núria Bonet en el que Roncero y Abrisqueta lanzaron un mensaje optimista de cara al presente y futuro inmediato para los pacientes de LLC.

Un momento del debate moderado por la periodista Núria Bonet en el que Roncero y Abrisqueta lanzaron un mensaje optimista de cara al presente y futuro inmediato para los pacientes de LLC. / Manu Mitru

N. Bonet Icart

Este es, sin duda, el momento más dulce en el tratamiento y esperanza de vida de los pacientes que sufren leucemia linfocítica crónica, una enfermedad para la que no existe una cura pero para la que se recurre ya a fármacos de segunda generación que han logrado desbancar la quimioterapia y dar calidad de vida a las personas que desarrollan esta patología. Pese a estos grandes avances médicos, la investigación no cesa y los expertos auguran una mejora todavía mayor en la próxima década, tanto en el tratamiento como en la duración del mismo.

La leucemia linfocítica crónica es más habitual de lo que se pueda creer. De hecho, se calcula que en España la sufren más de 20.000 personas. Pese a que la palabra leucemia o cáncer de sangre asuste al oírla en la consulta, una cosa es estar diagnosticado de esta patología y otra muy distinta desarrollarla. Es por este motivo que los profesionales médicos e investigadores se muestran optimistas de cara al presente pero también de cara al futuro más inmediato:en tan sólo una década se ha logrado desbancar la quimioterapia y prolongar la esperanza de vida de los pacientes.

Este fue el mensaje optimista que lanzaron los expertos invitados a una mesa redonda organizada por EL PERIODICO en colaboración con la compañía biofarmacéutica BeiGene, dentro de los actos conmemorativos del 45 aniversario del diario. Bajo el título “Avances y necesidades en la leucemia linfocítica crónica”, los profesionales de la salud invitados al evento fueron muy claros al concretar que la situación nunca había sido mejor cuando hablamos de tratar a pacientes con esta patología.

“Ha habido una mejoría muy importante en cuanto a los tratamientos, y esto sigue”, apuntó el jefe de la sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona, Pau Abrisqueta, y puntualizó que “la investigación de la enfermedad y los tratamientos han cambiado mucho en los últimos años y seguro que va a ir a más”.

«Hay una investigación muy activa y estoy convencido que va a mejorar más»

Pau Abrisqueta

— Jefe de la sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona

En el mismo sentido, el doctor Josep Maria Roncero, hematólogo en el Hospital Josep Trueta de Girona, quiso lanzar “un mensaje muy positivo” a pacientes y familiares, puesto que “hoy en día la expectativa de vida de los pacientes con esta enfermedad en la mayoría de casos no se ve limitada, tiene una vida de calidad, no se ve afectada su vida de una forma significativa”, afirmó.

La incidencia

La leucemia linfocítica crónica (LLC) representa aproximadamente una tercera parte de los casos de leucemia que se producen cada año. Pese a que la palabra cáncer asusta, la leucemia linfocítica crónica puede cursar sin manifestaciones de enfermedad durante mucho tiempo en la mayoría de los pacientes, bien porque no se ha descubierto su existencia o porque su comportamiento clínico esté caracterizado por un crecimiento lento o ninguna evidencia de crecimiento, una vez que se ha diagnosticado. 

“El término leucemia tiene un impacto muy grande cuando uno recibe el diagnóstico en la consulta”, admitía Abrisqueta, y es por este motivo que hacía hincapié en la necesidad de establecer una buena comunicación médico-paciente. “Desde el diagnóstico, como la mayoría de los pacientes no requieren tratamiento, ahí es muy importante una buena explicación de la enfermedad para reducir la carga emocional que sufren”, resumía Abrisqueta. “El paciente descarga parte de su angustia encima tuyo y se deja llevar”, explicó Roncero, añadiendo que “si se lo comunicas bien, el paciente lo asume muy bien”.

«Hemos hecho un salto importante en ocho años, era un horizonte impensable»

Josep M. Roncero

— Hematólogo del Hospital Universitari Josep Trueta, ICO Girona

Y ¿cómo se diagnostica esta enfermedad? La leucemia linfocítica crónica, como toda enfermedad de la sangre, se detecta con una analítica alterada, normalmente de control por otros problemas, como puede ser la diabetes o la hipertensión. “Se detecta un aumento de leucocitos, células de defensa: es un primer signo de alarma y nos derivan a los hematólogos”, aclaraba Abrisqueta. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de personas diagnosticadas no requieren un tratamiento. “Sólo necesitamos un tratamiento cuando la enfermedad da problemas, hay pacientes que no lo van a requerir nunca”, concluía el jefe de Hematología y Hemoterapia de Vall d’Hebron. 

“Muchos de ellos se harán controles cada seis meses pero harán una vida normal, lo único que tiene una enfermedad crónica es que requiere unos controles rutinarios”, apuntaba Pau Abrisqueta.

Patologías asociadas

¿Y cómo es su día a día? “Los pacientes tienen algo más de riesgo de hacer infecciones o de hacer un infarto, más allá de la progresión de la enfermedad como tal”, expuso Abrisqueta. Hay que tener en cuenta que la LLC afecta principalmente a las personas mayores, siendo 72 la edad media de los pacientes al momento del diagnóstico. Es por este motivo que es bastante común que además de esta enfermedad, las personas afectadas padezcan otros problemas médicos habituales, como pueda ser hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, artrosis, bronquitis crónica, enfermedades del estómago o del aparato digestivo, entre otras.

Josep Maria Roncero resumía que al ser pacientes con promedio de edad avanzada, “te limita lo que puedes hacer, son condicionantes no sólo médicos también sociales” y es por este motivo que apuntó a la necesidad cada vez mayor de “un manejo multidiscilplinar”. “Nos hemos abierto a entrar otros especialistas para abordar de forma integral esta patología”, añadió en este sentido Abrisqueta, puesto que los tratamientos empleados no están exentos de efectos secundarios y algunos de ellos requieren de la colaboración de otras especialidades, como pueden ser cardiólogos o geriatras. “Un punto de vista más global está cogiendo más relevancia”, concluyó el hematólogo de Vall d’Hebron. 

Una revolución

En la última década el tratamiento de esta enfermedad ha dado un vuelco. Si hace unos diez años se basaba en quimioterapia o en quimioinmunoterapia, “ahora el índice de pacientes que se tratan con quimio es casi nulo”, explicaba el jefe de la sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital Vall d’Hebron. “Actualmente utilizamos fármacos más dirigidos a las dianas biológicas de la enfermedad” añadía, y recordaba que “la quimioterapia no puede ir tan dirigida y presentaba muchos efectos secundarios, mientras que ahora el tratamiento es mucho más directo”.

“La revolución que ha supuesto el descubrimiento de nuevos fármacos ha permitido abrir a los hematólogos y a los pacientes la posibilidad de poder tener más opciones de tratamiento, mejores que la quimioterapia, y más amplias”, ahondó Josep Maria Roncero y puntualizó que estas soluciones aparecieron hace tan sólo unos años, “segundas y terceras generaciones de fármacos dirigidos a nivel molecular, con una toxicidad muy baja y controlada, con resultados espectaculares”.

Con todo, no hay que perder de vista que esta es una enfermedad crónica. “Los tratamientos no son curativos de la enfermedad”, insistían ambos profesionales de la Medicina. Pero anteriormente se debía recurrir únicamente a la quimioterapia, un tratamiento que afectaba a la calidad del vida del paciente, cuya respuesta cada vez era menor y no se evitaba la muerte del enfermo.

“Hace unos años estos tratamientos eran un sueño. Nosotros hemos vivido una época en la que la mayoría de pacientes se nos morían de esto, a no ser que murieran de viejos”, apuntó Roncero, concluyendo que “ya ha habido un salto muy importante pero probablemente todavía van a mejorar más las opciones de tratamiento de estos pacientes y su calidad de vida”.

En este sentido, el próximo mes de octubre se celebrará en Boston (EE.UU.) el Congreso Mundial dedicado a la leucemia linfocítica crónica. Y también en fechas próximas, del 26 al 28 de octubre, Sevilla acogerá el Congreso de Hematología, concretamente y de forma conjunta el LXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y XXXIX Congreso de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH). De allí se espera que se vayan desgranando los pasos que va dando la investigación científica en este ámbito. 

En este sentido, el hematólogo Josep Maria Roncero aplaudía el hecho de que “se está llevando a cabo una investigación muy activa”. “Estoy convencido que en los próximos años va a mejorar más”, sentenció.

Los deberes a medio plazo pasarían por hallar nuevas opciones de tratamiento para los pacientes que pierden la respuesta a estos nuevos fármacos, que son una minoría, según convinieron los expertos. Abrisqueta concretó que “se están desarrollando nuevos tratamientos para la leucemia linfocítica crónica con nuevos inhibidores de tirosina quinasa”. Y, por otro lado, Abrisqueta indicó que “hay una parte de desarrollo del tratamiento más basado en inmunoterapia, una nueva vertiente que puede dar una nueva opción a los pacientes”.

Investigando

El papel fundamental de los grupos de investigacion cooperativos como el GELLC (Grupo Español de Leucemia Linfocítica Crónica), fue otro de los puntos a tratar en la mesa, por su acción educacional de cara a los hematólogos que no son expertos en LLC, pero sobre todo por su labor como nexo para poder realizar estudios. “Lo importante es poder reunir varios centros y poder aunar esfuerzos y elaborar estudios con mayor impacto”, evaluó Abrisqueta. También a nivel clínico, la importancia de estos grupos recae en que pueden diseñar estudios independientes, con aspectos que los profesionales médicos consideren que no quedan bien cubiertos.

Otra asociación, pero en este caso de pacientes, puede suponer un gran apoyo para las personas afectadas por esta patología y sus familias. AEAL, la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia, fue constituida por pacientes en octubre de 2002. Desde hace más de 20 años cumple con sus objetivos de prestar formación, información y apoyo a los afectados por enfermedades oncohematológicas.

Para concluir la mesa redonda, nuevos buenos augurios de cara al futuro inmediato: “A lo largo de esta década vamos a completar la gran revolución de la LLC. El recorrido del pronóstico infausto para los pacientes se habrá logrado aparcar”, sentenció Josep Maria Roncero.