El sorprendente vuelo de un "hombre-pájaro" en sa Foradada se ha viralizado a través de las redes sociales por lo arriesgada e impactante de esta actividad.

Se trata de un tipo de paracaidismo denominado wingfly o salto base, un deporte considerado de alto riesgo que consiste en saltar desde una montaña o un avión y planear sobre el perfil de un monte a más de 200 kilómetros por hora.

Para poder llevarlo a cabo se precisa un traje o wingsuit que cuenta con unas membranas que conectan los brazos con el torso y entre las piernas, asemejándose al cuerpo de la ardilla voladora.

El vídeo está grabado por un grupo de chicos desde el mirador de Son Marroig a los que se les oye animar al "hombre-pájaro" y que comentan la gran velocidad adquirida por su compañero a la vez que captan la hazaña.

En las imágenes se observa un puntito negro en el cielo al que, a medida que desciende, se puede reconocer como un hombre con un wingsuit y una cámara sujeta al casco. El piloto vuela de forma vertiginosa hacia Sa Foradada y a medida que se acerca al mar, abre el paracaídas para poder aterrizar.

Peligrosidad del wingfly

Este deporte es considerado uno de los más mortales del mundo, llegando a cobrarse 38 vidas entre 2017 y 2018. Se practica principalmente en Europa, sobre todo en Suiza, Noruega, Francia e Italia, donde es sencillo acceder a precipicios elevados y no hay apenas regularizaciones.

Uno de los atractivos del salto base es que, cuanto más se acerca el paracaidista al terreno, más sensación de velocidad y vuelo hay, pero eso también disminuye el margen de error.

Entre 2015 y 2016 fallecieron muchos de los grandes nombres y los mejores atletas del deporte, como Dean Potter, Jhonathan Florez, Dario Zanon, Uli Emanuele y Alexander Polli.

National Geographic recogió, en 2019, los testimonios de varios pilotos por el 20 aniversario del salto base. Uno de ellos, que permanece en el anonimato, declaró que se había cansado de "tantas muertes" y que los accidentes ocurridos en 2016 fueron "una señal de alarma de que nadie sabía qué hacía".

Sin embargo, Matt Gerdes, uno de los pilotos con traje de alas más experimentados de Estados Unidos, explicó a National Geographic que cada año hay más gente que lo practica.

Laurent Frat, piloto francés que ha completado más de mil saltos base, comenta que muchas de las víctimas que fallecieron "no sabían lo que hacían" y que su motivación como instructores es que se reduzcan los accidentes.

"El deporte aún está en pañales. No existe ninguna organización centralizada que tome las riendas. No hay ningún guardián. Puedes acabar en uno de los puntos de salida más difíciles del planeta y sentir que eres lo bastante capaz para estar ahí", aseguró Frat.

Los expertos recomiendan que el entrenamiento sea largo y lento antes de intentar hacer un salto base. Para empezar, lo ideal es haber completado 200 saltos en paracaídas en el periodo de un año y medio y después, probar a hacerlo con un traje aéreo.

Es un aprendizaje que, si se sigue rigurosamente, supone varios años y miles de dólares.