Casi ocho millones de euros y mucho champán regaron ayer de alegría a numerosos trabajadores humildes de las localidades de Santa Ponça, Son Ferrer y El Toro, además de residentes de la Llar d’Ancians de Calvià vila. Era uno de los seis quintos premios del Gordo de Navidad, el número 89053, vendido íntegramente por la administración de lotería de la calle Ramon de Montcada 19, en Santa Ponça. Su propietario, José Ruiz, y empleada, Sonia del Ojo, se estrenaron en el reparto de los millones de la Lotería de Navidad con 1.330 décimos, que fueron agraciados con 6.000 euros cada uno, 300 por euro jugado.

Cerca de la mitad recayeron en quienes compraron boletos a la Hermandad y Cofradía del Cristo de la Sangre y Nuestra Señora de la Esperanza de Son Ferrer y El Toro, sobre todos los miembros de esta agrupación religiosa, que desde hace más de dos décadas juega al mismo número durante el sorteo más esperado y que da comienzo a las fiestas navideñas. El vicepresidente, Francisco de la Rosa, explicó frente al local que les ha traído la ayuda económica que «medio centenar de décimos también han llegado a Utrera», en Sevilla, porque los ha repartido entre sus familiares de allí. Lo mismo hizo Ana Macías en el pueblo de Espera, en Cádiz, así como Lola Maya en la cercana Llar d’Ancians, en la que trabaja. «Allí llevé diez décimos, 60.000 euros, y mi familia también los ha repartido por mi pueblo. Hemos hecho lo que decía el anuncio, compartir, y el domingo pasado me compré uno para mí sola y me han tocado 6.000 euritos», decía desbordada de emoción.

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El 42833, cuarto premio de la Lotería de Navidad, vendido en el Pont d’Inca y Capdepera B. Ramon

Ella fue una de las primeras en llegar al establecimiento lotero, junto a Cati Gómez, que tenía medio décimo premiado, es decir, 3.000 euros, y Ana Macías, en cuya casa «han tocado 12.000 euros», que se reparten en 6.000 para su hijo y el resto para compartir con sus hermanas. «Todavía no sé lo que voy a hacer con el dinero pero es una enorme alegría». Rocío de la Rosa lo tenía más claro: «Con un décimo tal vez puedo empezar a pensar en la entrada para una casa y dejar de pagar un alquiler», soñaba intentando librarse de uno de los problemas más graves para la juventud. 

Su hermano, Gaspar, llegó poco después a la calle Ramon de Montcada con la primera botella de champán de la jornada y, en cuanto Rocío la probó, sentenció: «¡Sabe a oro!» Los pocos coches que circulaban por esta vía de la zona turística, totalmente vacía en invierno, se dirigían al local de José Ruiz para celebrar el quinto premio del Gordo y empezaron la fiesta tocando el claxon. Poco a poco se fue sumando más gente, como Alba López, que estuvo toda la mañana viendo en la tele el tradicional sorteo. «Me gusta mucho seguirlo y mientras estaba sentada en el sofá wasapeaba con mis amigas imaginando que nos tocaba», contó sin creérselo aún del todo. «Cuando dijeron 89053, les avisé: esperad, que es este. No es posible, pero si nunca me toca nada», añadió sonriente por la suerte. Gastará los 6.000 euros «para la casa y la familia».

La mayoría de los presentes ayer frente a la administración de lotería tenían una participación de un décimo, no como Carlos Lorenzo, que mostraba feliz una foto en su teléfono móvil de los 14 boletos que había comprado. «Dos son para mí y el resto para mis hermanas y las hermanas de mi mujer», enumeró este vecino de Santa Ponça que piensa usar el dinero «para pagar deudas».

Cuando el champán corría como la espuma, empezaron los cantos emulando a los niños del colegio de San Ildefonso. Tras el número del sexto quinto premio, llegaban los «¡60.000 eeeeuros!», lo que tocaba por serie. El establecimiento que Ruiz regenta desde hace siete años, tras la jubilación de su padre, tenía 170 hojas con diez décimos en cada una y les quedaron casi 40 sin vender, ya que este año «la cofradía no los ha comprado todos debido a que el presidente está malito, por lo que el premio se ha repartido mucho más», explicó Lola.

El establecimiento de José Ruiz tenía 1.700 décimos y se quedaron casi 400 sin vender

Las videollamadas con amigos y familiares para contar la noticia fueron continuas y los gritos de «¡viva la cofradía de Son Ferrer y El Toro y viva la administración de lotería!» se repitieron varias veces. «Y eso que ha tocado el quinto, porque si llega a caer el Gordo...», dijo Alba López, que argumentó que «la alegría es más grande aún porque somos gente humilde».

El 42833, cuarto premio de la Lotería de Navidad, vendido en el Pont d’Inca

El 42833, cuarto premio de la Lotería de Navidad, vendido en el Pont d’Inca y Capdepera B. Ramon