Que nadie quiera un décimo acabado en 20 ya dice mucho. Este año es para olvidar, también entre quienes reparten suerte. Los loteros están al límite. Las administraciones mallorquinas cifran entre un 25 y un 60 por ciento la caída de venta de lotería de Navidad respecto a las mismas fechas del año pasado a causa de la covid-19 y, además, se sienten «maltratados» por la Administración, tanto, que aseguran que en algunos casos se plantean el cierre.

Belén Aguiló, frente a su administración, la núm. 6. B. Ramon

«No todos somos Doña Manolita. Nosotros somos un pequeño comercio, con cinco trabajadores, y nos sentimos maltratados», se lamenta Belén Aguiló, la responsable de la Administración número 6, la de El Corte Inglés/Alexandre Rosselló, que pese a todo es una de las más concurridas estos días. Sus tres ventanillas han vendido un 25 por ciento menos de décimos de Lotería de Navidad en relación con 2019 y aunque confían en la «remontada» reconocen que la pandemia les ha golpeado como nunca. «El confinamiento nos hizo mucho daño, con la cuarentena nos cerraron las terminales, y a eso añádele que llevamos congeladas las comisiones desde hace dieciséis años. Qué empresa es capaz de resistir así», protesta.

Cati Cañellas, lotera, anima a jugar a la lotería. B. Ramon

«Aquí la cosa va muy mal», afirma la lotera Cati Cañellas, de la Administración número 8, situada en la Plaça de la Reina. «Hemos bajado un 60 por ciento. Esta es una zona muy turística y este año no hay ni cruceros ni viajes del Imserso, y tanto los turistas como las personas mayores siempre venían a comprarnos. Había gente que me pedía décimos ya en febrero... En las barriadas hay más ambiente que en el centro», apunta resignada. 

Sin turistas, con los bares cerrados, y con largas colas de paro, la venta de décimos ha caído en picado

Los loteros tienen la esperanza de que la campaña de promoción este año les permita «remontar un poco» la situación pero saben que «no habrá tiempo material» para salvar el ejercicio. «En un mes no haremos lo que hacemos en medio año. El que antes jugaba cinco décimos, ahora se lleva uno. Por tradición, quienes más compran son los mayores. Los jóvenes, poco, y ya se sabe el motivo. O están con un ERTE o en el paro», señalan desde la Administración número 8, donde también aseguran ser «un gremio muy desfavorecido».

«Con los bares y restaurantes cerrados o limitados su aforo, el sorteo de Navidad se presenta mal», reconocen en la Administración número 20, junto al Mercat de Pere Garau, con caídas en torno al 29 por ciento. En su caso, como en el de la gran mayoría, trabajan con bares, clubes de la tercera edad y empresas, «muchas de ellas cerradas. Hemos entrado en bucle», espeta Neus Roig

«Sin la subida de las comisiones nos tienen marginados, y no tiene explicación, porque es mucho dinero el que pierde el Estado. Estamos bien atados, en corto. No sé si quieren que desaparezcamos y solo exista el canal de internet. Hay gente que se está planteando el cierre», asegura la lotera de Francesc Manuel de los Herreros.

En Plaça la Reina echan de menos a los turistas. B. Ramon

«El 70 por ciento de los ingresos los obtenemos en la campaña de Navidad», recuerda Xisco Bibiloni, de la Administración número 1 de Porreres. «Este año tenemos muchas ganas de repartir suerte pero, con resignación, veo que se juega poco. Nosotros hemos caído un 31 por ciento y espero que se quede en un 25», suspira. Las participaciones y las de la tercera edad son ventas perdidas, como lo fueron las de Sa Fira (no celebrada), el día más fuerte de venta. «En tiempos de crisis uno intenta abrazarse a la suerte», defiende Bibiloni.