Mallorca fue, antaño, refugio y oasis de magnates que descansaban en zonas como Son Vida, Deià, Valldemossa, Formentor, Banyalbufar o Alcúdia, entre otros tantos lugares de esta isla a la que la gente suele llamar paraíso. Frecuentaban hoteles, restaurantes, clubs de noche, paseaban sin preocuparse por su privacidad e, incluso, hacían negocios.

Desde hace un tiempo, parece ser que Mallorca es un lugar que no vale tanto la pena pisar, sino navegar. Los hoteles de cinco estrellas ya no son tan exclusivos, "si antes éramos cuatro, ahora hay 60 que ofrecemos esta calidad", señala una fuente de uno de los grupos hoteleros más importantes de Mallorca. La competitividad anula las particularidades más especiales de estos alojamientos, entre ellas la privacidad, algo que provoca que personas multimillonarias de alrededor del mundo busquen total exclusividad, además de intimidad y diferencia. Y la encuentran en el mar, desde donde admiran el "paraíso" mallorquín, siempre desde una distancia prudencial.

Hace unos días, el hombre más rico del mundo, el ejecutivo del gigante Amazon, Jeff Bezos, posaba para una foto junto a un grupo de amistades de lo más económicamente suculentas.

Para empezar, el barco en el que está tomada la foto es el Rising Sun, la mansión flotante del magnate estadounidense de la música y el cine David Geffen. En esta ocasión, le acompañaban pudientes como Lloyd Blankfein (banquero de inversiones estadounidense y presidente sénior de Goldman Sachs); Michael Hess (heredero de la fortuna de John Hess, dueño de la petrolera The Hess Corporation); la modelo Karlie Kloss y su marido, el empresario Joshua Kushner, cuñado de Ivanka Trump. También estaba la novia de Bezos, la actriz Lauren Sánchez.

Estos yates garantizan el blindaje de la privacidad de sus pasajeros. Muchos ni siquiera bajan de la embarcación, pues ahí pueden satisfacer todas sus necesidades y muchos de sus caprichos. Además de sus 138,6 metros de eslora, cuenta con cinco cubiertas, el Rising Sun dispone de piscina interior, gimnasio, spa, y hasta una pista de baloncesto, que también sirve de plataforma de aterrizaje para un helicóptero.

Este verano, también ha subido al megayate de Geffen la artista Katy Perry, que en el año 2018 fue, según Forbes, la cantante mejor pagada; con ellos estaba su pareja, el actor Orlando Bloom. No se les vio en ningún restaurante, tampoco paseando por los idílicos pueblos de la Serra de Tramuntana. Al contrario, la pareja nadó en sa Calobra, siempre alejada de la orilla y las multitudes.

Todos los servicios, a bordo

El colaborador de temas náuticos de este periódico, Manuel R. Aguilera, explica que este tipo de embarcaciones suelen verse fondeadas durante días en alguna bahía, pero no atracadas en puertos, ya que no todos están preparados para yates de este tamaño. Pero los pasajeros de estos espectaculares yates no necesitan tocar tierra para nada. Si se requiere algo de tierra, la tripulación se acerca a algún puerto cercano con una embarcación más pequeña.

No obstante, cada vez hay más establecimientos -desde restaurantes a supermercados- que ofrecen servicios a bordo.

Como el restaurante Flanigan de Puerto Portals, muy frecuentado por el rey emérito Juan Carlos, que ofrece servicio de catering a bordo. De la misma manera que en el restaurante La Terraza, de Alcanada (Alcúdia), solo se pide que la reserva se haga con cierta antelación. No obstante, este es un servicio por el que suelen preguntar embarcaciones que salen a navegar un día o dos; los yates como el Rising Sun disponen de una tripulación que cuenta con un equipo de cocina, según comentan algunos cocineros de la isla que han tanteado alguna vez este negocio. También en Puerto Portals, El Corte Inglés tiene locales de compra expresamente para embarcaciones. Así, ni siquiera la tripulación tiene que salir del barco.

Los yates no son un objetivo fácil para los paparazzi, pero sí un buen escondite para los que quieran blindar su intimidad. Alquilar una lancha para acercarse al barco e intentar captar una instantánea es una opción, pero conlleva riesgos. Tal y como ha podido saber este diario, algunos fotógrafos se acercaron al Rising Sun con lanchas cuando Orlando Bloom y Katy Perry estaban a bordo, esta vez en Eivissa. En menos de 20 minutos, parte de la tripulación se había acercado a ellos, presionándolos para que se marcharan.

'Lady Moura'

Otro impresionante yate que ha navegado las aguas mallorquinas, y que sí que ha estado atracado largas temporadas en el Club de Mar, es el Lady Moura, la lujosa embarcación que el magnate Nassir Al-Rashid le regaló a la libanesa, coleccionista de piezas de diseño exclusivas, Mouna Ayoub. Su relación acabó, y ella no quiso permanecer en el barco, que alguna vez definió como una "cárcel", así que sigue perteneciendo a Al-Rashid. Este yate tiene capacidad para 30 pasajeros y unas 60 personas de tripulación. Además de con una sala de cine, cuenta con casino, spa, sala de fiestas y hasta quirófano.

La privacidad es uno de los bienes (no materiales) más preciados de los grandes magnates, algo que perfectamente pueden guardar las aguas de Mallorca.

Los magnates que consideraban Mallorca como un hogar

Es imposible nombrarlas a todas, pues son muchas las personas de gran poder económico que hace unas décadas elegían la isla tanto para descansar como para divertirse. Así, Aristóteles Onassis, el magnate griego más famoso de la industria naviera del siglo XX, frecuentaba la costa isleña a bordo de su yate 'Cristina'. Pero también se sabe que se alojó, con su amante Maria Callas, en el hotel Son Vida -donde asistieron a una fiesta en el año 1961-, y en el Hotel Formentor.

Para el empresario inglés Richard Branson, conocido por su marca Virgin, con más de 360 empresas que forman Virgin Group, Mallorca era casi una segunda casa. Él compró el famoso hotel de Deià La Residencia, en 1987 -lo vendió en 2002-, y tuvo un proyecto inmobiliario en Banyalbufar que no pudo cumplir al chocar con las limitaciones urbanísticas y la voluntad popular.

En el Mal Pas, en Alcúdia, descansaba el magnate alemán, propietario del grupo de comunicaciones Bertelsmann, Reinhard Mohn. Una vez retirado, se instaló de manera permanente en Alcúdia, donde fundó la biblioteca Can Torró. Pero hay muchos más. Se puede mencionar a Liliane Bettencourt, una de las principales accionistas de L'Oréal, poseía una casa en Formentor; también al dueño de la cadena hotelera Arabella, Josef Schörghuber -grupo que posee el Son Vida y el Arabella-, quien pasaba mucho tiempo en la isla; al fundador de Microsoft, Paul Allen; o a Howard Schultz, el hombre que construyó el imperio Starbucks, entre muchos otros.

Maria Callas y Aristóteles Onassis en una fiesta en el hotel Son Vida, en 1961.

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