La protagonista de hoy no entiende a la gente que se aburre. Asegura que a ella le faltan manos y tiempo para hacer todo lo que tiene en la cabeza. Avala esta afirmación su dilatada trayectoria profesional, que ha dedicado en buena parte al diseño y creación de calzado. Su excelencia, entrega y profesionalidad la llevaron a colaborar con destacadas firmas de moda y calzado (Yanko, Callaghan, Sybilla, Pons Quintana, Timberland€). Pero no todo es tan fácil, y el éxito profesional también tiene que llenar el espíritu. Por eso, en un momento vital concreto, lo dejó todo. Folio en blanco y a empezar de cero. Si hoy hablamos de ella, es que no le ha ido mal. Es Mirenchu Beascoechea, graduada en Empresariales y Diseño de Moda y, ahora, dirige su propia empresa de diseño de piezas de vidrio que ella misma ejecuta.

"Siempre he sido muy inquieta artísticamente y activa", apunta. No obstante, necesita de la contemplación, de la calma. Por eso vive en un lugar tranquilo y silencioso cerca de Santa Maria. "Me fascina el mundo natural, sobre todo el vegetal. Más que por sus formas, por las sensaciones que me transmite". Se nutre de esta contemplación de la naturaleza para, luego, crear sus piezas de vidrio a partir de la técnica fusing. En sus creaciones, explica, intenta aplicar la armonía de la naturaleza, ofrecer un equilibrio.

Se acercó al vidrio cuando conoció a un artesano que lo trabajaba. Empezó poco a poco, con piezas de bisutería, decoración y vajillas. El proceso hasta llegar a ser la firma que es hoy ha costado casi 20 años, porque hubo un tiempo que dedicó sus días a su vida personal. De la prueba y el error llegó a la perfección y sofisticación que caracterizan actualmente sus piezas. Su producción es limitada porque realiza ella misma cada objeto de manera artesanal, y se centra prácticamente en sus propias líneas de vajillas y objetos decorativos, así como en colaboraciones en la creación de productos exclusivos para chefs y elementos de arquitectura de interior. Depende del año y de la cantidad de trabajo, presenta varias líneas. "Hay años que saco más que otros porque puedo estar trabajando una línea durante mucho tiempo hasta que se materializa". El porqué ya se ha mencionado: el resultado tiene que ser perfecto.

Esta búsqueda de la perfección hace que el producto de Mirenchu sea de alta gama, de suma elegancia y admirable estética. "Al principio luchaba mucho contra mí misma para hacer un producto más asequible, pero no me sale. Soy perfeccionista, me entrego al trabajo y paso muchas horas en el taller. Aprendí que haciendo un producto así dignificaba el proceso creativo, la calidad del producto y la relación con el cliente".

Sus clientes son, mayoritariamente, extranjeros; aunque también vende a nivel nacional. "Son personas sensibles a la estética y que buscan un producto duradero y atemporal". Y seguramente son personas que, como Mirenchu, sienten fascinación por la excelencia.