Hacer un regalo es una aventura, pero en una sociedad en la que el consumo radical es un hábito recurrente, muchas veces se convierte en un agobio. ¿Es posible volver a hacer regalos con ilusión? A partir de esta idea nació, hace un año, la web (y marca) Morucha Cucamona, el proyecto emprendedor de una ingeniera industrial, Isa Docavo. Bajo este nombre, Morucha Cucamona, firma sus creaciones: sombreros, pareos, mochilas, cojines, sacos térmicos, mantas... Pero pasar de ingeniera industrial a costurera (y emprendedora) no es algo que ocurra de la noche al día.

Isa se enamoró de la costura cuando hizo un curso después de tener a su segunda hija (ahora tiene tres). Aunque sospecha que lo que ahora es su pasión quizás venga de lejos, de cuando observaba coser a su abuela, y ella aprendía en su compañía. El nombre del proyecto también es algo que le inspiró su familia: Morucha y Cucamona son los apodos de dos de sus hermanas. "Me pareció que juntos sonaban bien y entrañables". Antes de abrir la web y de la creación de la marca, explica que se pasó un verano "haciendo bolsas de playa" para ella misma y para su entorno social. "Incluso me las querían pagar, cuando yo ni me planteaba cobrar por ello, porque lo hacía por gusto. Hasta que entendí que cobrar por hacer lo que te gusta es fantástico, porque puedes seguir haciéndolo y la gente puede obtener el resultado de tu trabajo. Un poco antes de nacer mi tercera hija, decidí empezar a trabajar con la web".

Trabaja en un taller lleno de tejidos, hilos, tijeras y máquinas de coser que habilitó en su piso de Palma, un lugar donde deja volar la imaginación. "El diseño de los modelos de las creaciones tienen más de ingeniería de lo que me imaginaba", asegura Isa, a quien le gusta experimentar, probar diferentes telas, crear nuevos diseños. Aunque asegura que siempre ha estado a gusto con su trabajo de ingeniera industrial, ahora le gusta poder tener su taller en casa, organizar ella misma su trabajo, marcarse los tiempos y poder conciliar su vida como madre y como trabajdora. "Siempre había soñado con tener mi propio negocio. Ahora mismo estoy trabajando en algo que me apasiona, y valoro mucho que mis hijas lo puedan ver, porque comprenden que una puede trabajar en lo que le gusta", dice mientras sonríe, pero manteniendo los pies en la tierra: "Aunque sé que la vida son etapas. Estoy feliz con Morucha Cucamona, le dedico mucho tiempo e ilusión, pero no sé dónde estaré en diez años".

Para confeccionar sus productos, Isa utiliza teles de llengües "por lo que representan: la tradición, el trabajo artesano, el hacer las cosas con calma. A la gente de Mallorca le gusta mucho porque con este tejido tienen un sentimiento de pertenencia". E Isa, cuando trabaja estos tejidos, asegura que siente que está "viviendo entre tesoros". A parte de su producción, la oferta de su web contiene algunos productos de otras marcas con las que colabora, algo que sirve para establecer sinergias y complicidades entre emprendedoras. Además, reivindica a las personas que trabajan con las manos: "Creo que las creaciones tienen un valor añadido, y presiento que es un buen momento para los artesanos porque la gente tiene en cuenta este valor".

Este valor es, para Isa, lo que hace que un regalo sea especial, y que el camino hacia encontrar el regalo sea una aventura. Si bien asume que es difícil consumir de manera responsable "en el mundo en que vivimos", es un buen momento intentarlo cuando hay que regalar algo. "Y da igual si no es un cumpleaños, porque también reivindico el regalo porque sí. A veces vemos algo y sabemos a quién se lo regalaríamos. ¿Para qué esperar una fecha concreta?" Regalar algo hecho de manera artesanal es, para Isa, "regalar amor, belleza, armonía, calidad. Y todo esto se nota, los productos lo llevan impregnado. Es imposible transmitir amor con algo que no está hecho con amor".

Para la creadora de Morucha Cucamona, las redes sociales (sobretodo instagram) son importantes, pero no lo son todo. "Una de las primeras cosas que llaman la atención de mi web es que pido que la gente me contacte, que me explique qué necesita, a quién quiere regalar algo y cómo es esa persona. De las redes sociales echo de menos el contacto con las personas, la proximidad". Por eso, cuando alguien compra un producto de Morucha Cucamona, una de las opciones es recoger el paquete en Palma, o bien en su taller. Así, dice Isa, puede conocer personalmente a sus clientas, charlar, merendar, intercambiar inquietudes. "Para mí, la proximidad es fundamental. Sin mis clientas, Morucha Cucamona no tendría ningún sentido".