Decir Leonardo Padura es decir Cuba, porque toda la obra del narrador, periodista, ensayista y guionista de cine está alimentada y tejida por la isla donde nació en 1955, pocos años antes de la revolución, por su historia, su realidad, cruda, su nostalgia, su mar, sus boleros y sus noches sin fin.

Y es que Padura, que también posee nacionalidad española desde 2011, siempre ha dicho que Cuba era la materia de su literatura y de su obra periodística; por eso, aunque, a veces, hable de aventuras, asesinatos en clave negra o cuadros robados, todo converge en la isla, de la nunca se fue, como sí hicieron tantos exiliados, a pesar de que su mirada siempre ha sido muy crítica.

Padura ha ido viendo como, poco a poco, su intenso y prolífico trabajo, realizado con una escritura precisa, nutrida también del oficio periodístico, que ama las palabras, que las trata como barro manejable, ha ido creciendo hasta convertirse ahora en el escritor cubano más internacional y traducido. Perteneciente a una generación desencantada por la deriva que tomó la revolución cubana, un tema que recorre toda su obra, Padura ha señalado cómo en los últimos tiempos se han producido movimientos en Cuba. "Despacio, pero se mueven", apuntaba. C. Sigüenza madrid