Satisfacción, entre los organizadores y los visitantes. El Contesporles da un paso hacia adelante y se consolida como una cita cultural y festiva que ensalza un género, el cuento, que "no tiene edad, seduce e hipnotiza". Más de 5.000 personas -en su primera edición, hace dos años, reunió a 4.000- han participado en sus dos jornadas, la del sábado y la de ayer, que en ambos casos inundaron las calles de este pueblo de la Serra de Tramuntana con todo tipo de actividades.

Cercaviles, expositores de libros, talleres de estampación, conferencias, vermut de cuentos eróticos, marionetas, excursiones por los alrededores del pueblo, conciertos... Pocos fueron los visitantes, si es que hubo alguno, que no supo qué elegir. La programación incluía cerca de un centenar de actividades y eso fue uno de los grandes aciertos a la hora de atraer a tanto público, alguno venido incluso de Eivissa.

"Venía sin saber a qué venía y tras pasar por el Punt d'Informació, se me han multiplicado las dudas. Hay tantas cosas que me gustaría ver...", suspiró Jaume Gispert, uno de los visitantes que eligió el domingo para estrenarse en Contesporles, festival de carácter bienal que, junto a la Fira Dolça -en otoño- ha colocado a Esporles en el calendario de eventos que hay que descubrir.

"Ya lo echaba de menos. Estuve en la primera edición y he decidido volver, esta vez con la familia. Comeremos y quizá incluso cenemos aquí", aseguró Clara Estrada, vecina de Palma.

El ritmo de visitantes se mantuvo durante todo el fin de semana y en pocos momentos se vivió una sensación de aglomeración en Esporles, ya que la organización, con buen criterio, decidió repartir por todo el pueblo las actividades programadas, no solo en el Passeig.

"Doblar el número de actividades, como hemos hecho este año, ha dado sus frutos. Mucho público en las actividades de libre acceso y también en las de pago, con ventas en torno al 95 por ciento", apuntó Mar Rayó, coordinadora del programa del festival.

No solo en los visitantes ha radicado el éxito de esta segunda convocatoria. Esporles ha vuelto a demostrar que es un pueblo que se vuelca con lo que organiza. Comercios, bares y restaurantes aprovecharon la ocasión y se sumaron a una fiesta que no hubiera sido posible sin la entrega de los cerca de cien voluntarios, encargados de vigilar las distintas exposiciones instaladas o acompañar a los grupos y narradores.

"El cuento es un género al alza. Al estar ligado a la familia y los niños, siempre cuenta con devotos. Es una herramienta muy potente, porque la palabra tiene esa capacidad de seducción que nos conecta con lo antiguo", valoró Rayó.

"Lo de las excursiones me parece muy interesante y original. Las puedes hacer con cuentos o con gloses. Caminar al ritmo que te enriqueces culturalmente", comentó Joan Cortés.

En capítulo de premios, los que se entregaron el sábado, destacar dos nombres, los de Jaume Garcías, galardonado con el de Cartells Contesporles, y el de Francina Sastre, que recogió el Premi de Narrativa Breu.