­Después de una semana de cielos confusos y llorosos, la ciudad tenía ganas de mecerse entre los rayos de un sol curativo que prometía gente en las calles. Si además de cumplirse ese deseo, el paseo podía completarse con dosis de arte, bocaditos sustanciosos y vinos reparadores -esto es el Mediterráneo-, ¿cómo iba a ser el éxito de público del ArtBrunch? Blanco y en botella. Y así fue. Funcionó la afluencia y la convocatoria. Paseo agradable, familiar en gran medida, con padres y madres empujando carritos con sus hijos. Panorama idílico. Nuevos en el paisaje ciudadano, los marinos del portaaviones Truman, formando una larga cola en el cajero vecino al Solleric. Y como manda la costumbre, una buena sección regada de políticos, aunque menos nutrida que en 2013 y sin el president Bauzá, ayer en un acto del PP en Calvià. Lo que aseguraba una atmósfera tranquila, sin camisetas verdes ni furgones policiales, la escena dominante en la última Nit de l´Art.

En el Casal del Born se da el pistoletazo de salida. El oficial. Pasando lista, no faltan el alcalde Mateo Isern, el concejal de Cultura Fernando Gilet, el director del Institut d´Estudis Baleàrics Antoni Vera, el portavoz de Cort Julio Martínez o la directora insular de Cultura Catalina Sureda.

El presidente de la asociación de galeristas ArtPalma, Xavier Fiol, también se ha acercado hasta el centro artístico para saludar e inaugurar el recorrido, que a medida que pasan los minutos va adelgazando en próceres de la política, que se apean deprisa después de los flashes.

Aunque pertinaces y fieles se quedan hasta el final del paseo artístico Gilet y Vera, como dictan sus cargos culturales. O la senadora Gari Durán.

Los parlamentos son informales en esta mañana placentera de abril. El primer edil elogia la iniciativa privada -galeristas y bodegueros-, "que hacen posible que la ciudad se llene de cultura". "El ArtBrunch ha alcanzado su consolidación y es un ejemplo magnífico de lo que ha de ser la oferta de Palma como ciudad llena de vida para residentes y turistas", comenta a los periodistas. Mientras, en un aparte, el concejal Gilet le va desgranando los detalles y entresijos del evento al conseller de Agricultura Gabriel Company (presente para apoyar a los vinateros), quien desconocía hasta entonces una de las actividades artísticas más importantes de la primavera palmesana.

Tras la instantánea de familia junto a la pieza del escultor brasileño José Bechara, Vera se escapa de la comitiva y puntualiza un aspecto acerca de la ayuda que ha otorgado el IEB a los galeristas para la organización del brunch. "Cuando dijimos que habíamos duplicado la subvención, me refería a que este año ArtPalma ha presentado la actividad ArtBrunch a la convocatoria que publicamos para festivales artísticos. Y el año pasado no lo hicieron", precisa.

Tanto de camino a Can Verí como enfilando Sant Feliu, donde conversan la exalcaldesa Aina Calvo y la exconsellera de Cultura Bàrbara Galmés, uno se va encontrando con artistas, críticos y comisarios. Se confirma que, en general, el brunch es una cita de cariz más específico para los profesionales del gremio cultural. Además de la directora de Es Baluard Nekane Aramburu y su homóloga en el Solleric Pilar Ribal, en la calle y en los centros de arte las caras se repiten: el crítico y comisario Biel Amer, contento con su nueva andadura, Nat Projectes, su colega de profesión Fernando Gómez de la Cuesta, la crítica de este diario Georgina Sas, Carlos Jover y Asun Clar o Neus Cortés; los artistas Xisco Bonnín, Joan Soler, Marcos Vidal o Rafa Forteza, entre otros; o los escritores y colaboradores de este periódico Pepe Vidal Valicourt y José Carlos Llop, entre otros.

Pasadas las doce, el ArtBrunch va tomando un color tostado: los ingredientes ya se han cocinado bien y la gente sale a comérselo. Retomando el recorrido, Can Verí se va viendo alegre. La cita va cogiendo ritmo. Hay sushi en La Caja Blanca y montaditos de tartar de atún y guacamole de Emilio´s -con una estrella Michelin- en el Centre Pelaires, con una de las mejores piezas de Guillem Nadal llamando la atención del visitante. En el espacio de los Shakouri, una de las inauguraciones y propuestas nuevas del programa: Yara El-Sherbini, que adelanta su primer proyecto museístico. Una reflexión sobre lo políticamente correcto. Y un punto de vista femenino, una de las líneas argumentales de este décimo ArtBrunch. Porque la voz cantante en el cartel (ayer inauguraron ellas) la pusieron ayer las mujeres, cuyas propuestas concitaron gran interés. Una muestra: Concha Vidal le echó el guante al espectador con la performance programada a las 13 horas en la Xavier Fiol. La artista, que no exponía en Palma desde 2008, demostró poder de convocatoria. Al fondo de la galería, con una pared blanca de fondo, Vidal, de escarlata, escenificó -baile mediante- la pérdida del ser amado y la resistencia a ese abandono emocional. "Hay mucha tragedia en esta cuestión y es algo que nos toca a todos", explica. Lejos de ser oscura, como en su obra anterior, la creadora se inspira en la actualidad en impulsos más luminosos. "Hubo un tiempo en que era adicta al dolor a la hora de crear", asegura. Una espiral de la que ha conseguido salir airosa. Asimismo, considera que el salto que ha dado a la performance es definitivo. "A través de este medio puedo expresar cosas que antes no podía con la pintura", considera.

Una cita "mejorable"

Su galerista y guitarrista por un día, Xavier Fiol, cuenta que se desahoga tocando el bajo en Eva y los Covernícolas. Un hobby con el que desestresarse del día a día de su profesión, y en estos momentos del cargo de presidente en la asociación ArtPalma, una labor enriquecedora pero que en estos momentos se ha topado con una fuerte crisis económica con la que lidia todo el sector. "Por eso creo que es meritorio, sobre todo después de diez años, mantener una iniciativa interesante como el ArtBrunch para la ciudad, una convocatoria que vista la afluencia de público hoy confirma su interés". Ante al crecimiento estancado de la cita, Fiol comenta que "todo es mejorable y que desde la asociación se aspira a subir peldaños año tras año".

Salir de la muestra de Vidal es como salir del punto álgido de este ArtBrunch. Tras la catarsis de su baile, muy concurrido, los pasos ansían la poesía de Esperança Lliteres en la Fran Reus: sus pequeñas ilustraciones y escenas contemporáneas de grandes sentimientos universales y atemporales. Unas piezas que en su mayoría representan al individuo solo, en la intimidad, mientras por contraste uno aún está rodeado de los últimos visitantes a la galería de la calle Concepción. Son las 14.30 horas, llega el desenlace del brunch. Los espacios de las galerías se asemejan a las escenas solitarias de Esperança Lliteres. Un hombre solo o una mujer -en este recorrido es Patricia Estrada de la Sala Pelaires, y es que el brunch fue ayer en femenino- echando el cerrojo con una emoción y brillo especial en los ojos. Por una jubilación ayer muy arropada por amigos y el propio Pep Pinya. Un instante de intimidad casi completa en una mañana animada. El arte cierra los párpados por hoy, pero la calle sigue bulliciosa. Los marinos del Truman siguen haciendo cola en el cajero bajo los rayos del sol curativo de abril.