La antigua Medina Menurka musulmana, hoy Ciutadella de Menorca, capital eclesiástica de la isla, vivió ayer el apasionado e intenso estallido de las fiestas de Sant Joan con la primera jornada grande. Las fiestas ecuestres y medievales de Sant Joan de Ciutadella, de origen religioso, arrancaron ayer a las 14 horas con el primer toc, cuando el Caixer Senyor, Simón de Olivar Vivó, autorizó al fabioler Sebastià Salord a recoger los jinetes que iban a participar en todos los actos protocolarios.

Este año las fiestas cuentan con la participación de 171 jinetes -los seis miembros de la Junta de Caixers del bienio y 167 cavallers, todos ellos payeses- que montan con 245 caballos, en su gran mayoría, de raza menorquina.

El primer toc, acto que marca el inicio de las fiestas, congrega a una multitud que abarrota la plaza de la Catedral, frente a can Olivar de davant l´Església, casa solariega a la que pertenece el caixer senyor titular, Carlos de Olivar Despujol.

Por su avanzada edad -cuenta 86 años- y por el hecho de residir en Madrid, este año es representado por su sobrino Simón de Olivar Vivó, que ya fue caixer senyor del bienio 1988-89.

Sant Joan de Ciutadella se rige por unos Protocols no escritos, que se transmiten oralmente. No se sigue un horario rígido, sino que se adapta al número de jinetes participantes y la duración de cada acto. Los Protocols de las fiestas de Ciutadella establecen que, a diferencia del resto de poblaciones de Menorca, sólo pueden participar como jinetes los payeses en ejercicio o los jubilados, que deben ser l'amos (aparceros), fills de l'amos (sus hijos) y missatges (jornaleros). Además de los cavallers, forman parte de la Colcada los miembros de la Junta de Caixers, renovada cada bienio.