Encontrar una tienda canina que apueste por una raza "puntera" en estas fechas es complicado. El Bulldog francés, junto al Yorkshire y el Maltés,por poner algunos ejemplos, son razas que siguen estando entre los primeros puestos de mascotas más solicitadas, pero llevan así desde hace mucho tiempo. El sector, que no se queja de las ventas pero sí de su ralentización, explica que "ya no se puede hablar de perros estrella". La crisis, unida a la especulación de los propietarios de estas razas (que compraron cuando sí había verdadera demanda) han acabado con los perros de moda.

Este es el argumento otorgado por las tiendas consultadas de venta canina especializada en la isla. Coinciden en que el auge de razas, que parecen estar "de moda" como es el caso del bulldog francés de la imagen, se dio en 2007. Lo que hay ahora es "overbooking" y por eso ha bajado su precio en el mercado. No hay demanda, y no suben los precios. "La crisis hace que no haya perros que estén de moda", sentencia Lluís Campins, responsable de Canyplant.

"Si te han dicho que el bulldog francés está de moda, te han mentido", afirma Maria Jesús Mejías, de la tienda Pito de Oro. "Lo estuvo, pero el negocio lo están haciendo los que compraron en su día, que hacen criar a sus perros de forma particular", añade. Esto explica por qué se siguen viendo pasear ejemplares de esta raza. "Son los hijos de los que se compraron los que ahora están generando tantos nuevos cachorros", justifica.

¿Ha bajado entonces la demanda de animales domésticos a causa de la crisis? Para Lluís Campins, que el animal no sea un perro "puntero" no significa que no se adquiera. Los labradores, el Golden, el Yorkshire, el West highland terrier (westy), el Bichón maltés... todos ellos, junto al bulldog francés, han sido perros "de moda" y se han vendido "como rosquillas", añade Lourdes Prados, socia de la tienda de animales Popis. Y se siguen vendiendo, aunque más despacio. En un goteo constante y no excesivo, que la misma reiterativa crisis induce a ello: "Los que estamos en este negocio tenemos mucha suerte; la gente necesita de esa compañía que ofrece un animal que, además, seguirá haciéndote el mismo caso tanto si tienes trabajo como si estás en el paro", sostiene Campins. Lo que ha cambiado, a su juicio, son los "lujos" de los que antes disfrutaban los reyes de la casa. Mantas de franela, cunas fabricadas con la misma piel que se elaboran los asientos de Mercedes e incluso collares y pulseras Swarosvki que cuestan la mensualidad de un piso de alquiler. Y la comida, que también se opta por la más económica. Todo eso ha pasado a la historia, al menos, para la gran mayoría.

¿Se abandonan los perros comprados? Ésta es una de las cuestiones más debatidas y en donde las opiniones están divididas. Para Campins y Mejías, "nadie se deshace de un bulldog francés", afirma esta última. "Desgraciadamente, el perro que ha sido adquirido por cauce legal, esto es comprado, no acaban nunca en Son Reus", opina el responsable de Canyplant. Los que lo hacen son perros terminales, y los comprados prácticamente nunca son dejados, siempre se busca la opción de que alguien se lo quede", opina.

Pero la historia de Magdalena Ferrer, veterinaria de la clínica comarcal de Inca es, cuanto menos, triste. Ella fue testigo del rechazo de un bulldog inglés recién comprado, que costó 1900 euros, y que "fue abandonado por sus dueños porque tenía Leishmaniasis", detalla. "Y ni siquiera le pusieron el chip", añade compungida.

Ferrer y Prados sostienen que el desamparo de mascotas no entiende ni de razas ni de dinero. La veterinaria se basa en su propia experiencia -posee dos bulldog francés de renuncia y trabaja con protectoras de animales- la que le lleva a afirmar que la misma crisis provoca que muchas familias "no puedan mantener" los gastos del animal: "Ese es el problema de comprar perros por moda; los propietarios los ponen a criar y luego se desentienden. Es el caso de la pareja que abandonó a su bulldog francés en Son Reus porque no podía pagarle la cesárea", relata.

Conozca primero la raza

La respuesta será unánime en cualquier centro o clínica veterinaria a la que se el futuro comprador asista. Sea de la raza que sea, todo animal necesita de una serie de "cuidados mínimos" y es muy importante que el futuro dueño se "informe debidamente" de las características del ejemplar que va adquirir, para ser consciente de "todos los gastos que va a suponer y de sus posibles enfermedades", coinciden los consultados.

Por poner un ejemplo, la veterinaria Ferrer explica cómo es el carácter de un bulldog francés. Es un perro "que estira mucho" por su manera de ser. A pesar de su marcada personalidad y apariencia (son robustos y algo tozudos) son animales "extremadamente afables" con los niños e ideales para vivir en pisos. No necesitan de largos paseos debido a su morfología braquicéfala (de cara y hocico cortos) que los hace sensibles a los golpes de calor y a las bajas temperaturas.

Pero tienen sus "inconvenientes". Son perros que sufren a menudo problemas de alergias, de afecciones cutáneas y complicaciones respiratorias, entre otros. Y estos datos "no son facilitados por ningún vendedor particular" recuerdan los consultados, a lo que añaden que "sólo les importa el negocio".

Majín Alvarez es un caso personal que corrobora este relato. Dueño de un bulldog francés, reconoce "adorar" a su cachorro, pero también el no haberse informado con antelación, de su expediente genético. "Hubiera preferido otra raza menos delicada", confiesa. Este es tan solo un ejemplo de que a veces uno debe ser coherente y honesto de hasta dónde quiere llegar por un animal que, en desafortunadas ocasiones, no parece contar con el ser humano como su "mejor amigo".