Nuestra especie, Homo sapiens, tiene entre 150 y 200.000 años. A lo largo de esa vida que, en términos paleontológicos, puede considerarse aún breve „una especie "consolidada" tiene medio millón de años a sus espaldas„ las mutaciones genéticas han sido, por supuesto, muchas. Un trabajo publicado por . „recuérdese que los chinos ponen delante el apellido y luego el nombre„ del departamento de Genome Sciences de la universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos), al frente de un amplísimo equipo de colaboradores que incluye a los miembros del National Lung and Blood Institute Exome Sequencing Project, se ha planteado como objetivo el de averiguar no sólo cuántas mutaciones se han dado sino también en qué momento aparecieron. Mediante la resecuenciación de 15.336 genes obtenidos de muestras de 6.515 euro y afroamericanos, el equipo de Wenqing Fu ha identificado más de un millón de variantes que afectan a un único nucleótido dentro de los exones „porciones del DNA que codifican proteínas o enzimas„ de los cromosomas no sexuales. Entre los genes deletéreos, es decir, perjudiciales „los que constituían la diana buscada por los investigadores„, cerca del 73% de los que codifican proteínas y del 86% del total han aparecido en los últimos 5.000 a 10.000 años.

Apenas un suspiro, como quien dice. Pero sujeto a una lógica fácil de entender porque esas cifras de concentración de las mutaciones coinciden con la época en que la humanidad fue ganando en tamaño hasta acercarse, en el último siglo, a un amuento exponencial. Se trata de una metáfora, por supuesto, porque un crecimiento exponencial de verdad no lo tienen ni las bacterias. Todas las poblaciones de seres vivos siguen una curva que, por mucho que implique un crecimiento enorme en una primera etapa, termina por ajustarse al máximo que permite el ecosistema con sus recursos, la llamada "capacidad de carga". Es posible que los humanos nos estemos acercando a ella, en algunos territorios al menos, pero ésa es otra historia.

En teoría al menos, la mayor parte de las mutaciones perjudiciales tienen que ser eliminadas por la selección natural. No siempre sucede así, porque las combinaciones genéticas pueden llegar a ser tan intrincadas que lo que es letal para un individuo homocigótico, se convierte en beneficioso en los heterocigóticos „el caso de la anemia falciforme y las alteraciones genéticas que la causan es un ejemplo clásico. Pero un resultado interesante del trabajo de Wenqing Fu y colaboradores es el que indica que la "selección purificadora", la que elimina las variantes perjudiciales, ha actuado peor en la población euro-americana cuando se compara con la afroamericana. Un fenómeno que se atribuye a la dispersión de las poblaciones que salieron de África „cuna de la humanidad„ y se sometieron a nuevas presiones selectivas. La migración como tantas veces sucede, fue una desventaja.