Tres compositores que gracias a sus trabajos para el cine han logrado penetrar en el consciente colectivo de millones de personas de todo el mundo, Michael Nyman, Ludovic Bource y Joan Valent, protagonizaron ayer en el hotel Formentor una noche única, un coloquio sobre la creación musical en la que el público, alrededor de unas 300 personas, formuló una veintena de preguntas sobre sus bandas sonoras, la profesión de músico, las partituras que les han dado la fama o la subida del IVA en materia cultural.

El acto, enmarcado en la 51 edición del Festival de Pollença, del que Valent es director artístico, y reservado únicamente a personas con invitación, se desarrolló en una de las terrazas del Formentor, con tres sillas sobre una tarima y un solo piano, un dussendorfer que tardó más de una hora y media en sonar y lo hizo solo con un par de canciones, lo que provocó el lamento de algunos espectadores, que pensaban que iban a un concierto más que a una charla. "Lo deseado hubiera sido tres pianos, pero era complicado" estructurar el coloquio, en el que debían predominar, como así fue, las palabras sobre las notas, aclaró Valent al llegar al hotel.

El primero en aparecer en público y también en tomar la palabra fue el compositor de bandas sonoras de películas como El piano o El contrato del dibujante, Michael Nyman (1944), que se negó a sentarse al piano, ya que lo hará hoy en el claustro de Santo Domingo de Pollença, acompañado de la soprano Marie Angel. "Preferiría que desde el principio esto se convirtiera en un diálogo entre el público y nosotros", rogó. Y así fue.

Nyman, considerado un hombre del Renacimiento, ya que además de intérprete, director y pianista también es fotógrafo, cineasta y escritor, recordó su larga colaboración con Peter Greenaway, con quien "siempre pensé únicamente en expresar mi propia individualidad", algo que hizo, por ejemplo, en El contrato del dibujante, "explorando el cine conceptual más que el comercial".

El intérprete de Mozart 252, el disco más reciente de Nyman, señaló que accedió al mundo del cine haciendo su propia música, aunque tuvo que cambiar algunas de sus reglas con El piano de Jane Campion, al tener que someterse a la dramaturgia de la película.

"Creo que tengo una marca tan fuerte que no encaja en muchas películas en las que me gustaría trabajar. Y no entregarse por completo a la causa de Hollywood tiene su precio", confesó Nyman.

Por su parte, Ludovic Bource, que ha alcanzado fama internacional por la composición de la banda sonora de The Artist, la película de Michel Hazanavicius que arrasó en los Oscar y que le brindó a él una estatuilla, afirmó que "la vida es bella cuando encontramos las tres notas que te permiten expresar una idea".

Bource desveló que pasa mucho tiempo de vacaciones en Balears y que Hazanavicius le contó el proyecto de The Artist en Formentera. "Muchos se rieron cuando dijo que iba a hacer una película en blanco y negro y muda. Yo fui uno de los que le animaron", recordó.

El compositor francés afirmó que muchos músicos de bandas sonoras están "enfrentados" a una industria que solo piensa "en ganar dinero" y que "imponer el estilo propio de cada uno es muy difícil", algo que solo unos pocos, "como Nyman", sí han conseguido. "La música, para mí, significa compromiso", subrayó.

Valent, que ejerció de anfitrión de Nyman y Bource, cargó contra la "devastadora" situación que padece la industria musical, lo que hace "muy complicado mantener una trayectoria artística. Es más fácil lograr un éxito, aunque sea de baja calidad", espetó.