Para Álex de la Iglesia la banda sonora es a una película lo que el latido del corazón a un ser humano. En ambos casos, marca el camino de las emociones, "una vía más interesante y más rápida que el camino de la reflexión". "La banda sonora es ese amigo invisible que te susurra cómo debes sentir e interpretar una película", apunta. Más que delimitar la narrativa de un filme, la música insufla vida a las escenas. "Recuerdo la respiración de Darth Vader en La Guerra de las Galaxias, que evoca toda una electrónica interior cuando en realidad es un señor con una máscara de plástico. Con todos esos sonidos, George Lucas hizo que las cosas estuvieran vivas", comenta el cineasta, que ayer presentó La chispa de la vida (con banda sonora de Joan Valent) en el patio del Ayuntamiento de Pollença en el marco del ciclo Trobades música al cinema del legendario festival de la localidad.

Con todo el sector de las artes en pie de guerra por el incremento del IVA al 21%, De la Iglesia opinó que la salvaguarda de la industria cultural "no es la prioridad" en este país. "No estamos en la primera fila de las necesidades básicas. En estos momentos se está destruyendo la vida de muchos trabajadores de la cultura. Este tipo de cosas habría que pensarlas con más seriedad porque construiremos un país muy distinto al que desearíamos todos", señaló. El autor de Balada triste de trompeta se hizo eco de unas recientes palabras de David Trueba sobre el tajo a la cultura. "No hablemos ya de recortes, sino de mutilaciones. Asistimos a una película gore con excesiva sangre y excesivas mutilaciones", declaró.

De la Iglesia se mostró ayer más cómodo hablando de sus películas que de industria cinematográfica. Por ello adelantó algunos detalles sobre la que empezará rodar la tercera semana de septiembre en Madrid y en Navarra, Las brujas de Zugarramurdi. "Una comedia disparatada, excesiva, absurda, desaforada. Se desarrolla en la actualidad. Parte de un grupo de individuos que huyen de la policía tras un atraco y se esconden en el peor lugar donde podían hacerlo: una mansión llena de brujas", relata. El reparto: Carolina Bang, su actriz fetiche Terele Pávez – "que ella consiguiera un Goya justificaría toda mi carrera"– y Carmen Maura, quien se reencuentra con el director tras La comunidad. "Yo amo a Carmen. Es una pena que haya tenido un desencuentro con Pedro Almodóvar, que es amigo mío", indicó sobre el rifirrafe que recientemente protagonizaron la intérprete y el cineasta manchego.

En Las brujas de Zugarramurdi, el espectador se encontrará de nuevo con un motivo central en las películas de De la Iglesia: una huida. "Algo que forma parte de mi forma de ver la vida. Desconfío de la gente que dice hacer frente a las cosas. A mí me gusta el cine como terapia y como escapada. Es una manera de escapar del mundo real. En Vértigo de Hitchcock también es así, además de contar con un personaje que sueña con transformar el mundo. Para mí la cultura es ese modo de escape, ese escudo que nos ha dado Dios para defendernos de la naturaleza y de la realidad que nos rodea", indicó. "La cultura nos permite vivir en un mundo cruel y despiadado. Es la cultura la que da sentido a la vida. Hacer frente a la vida sin cultura te destruye. Necesitamos un mundo de ficción, gracias a él sobrevivimos", aseguró.

De nuevo, los personajes del cineasta bilbaíno se verán colgados de las alturas como le sucedió a Santiago Segura en El día de la bestia, que se quedó suspendido del luminoso de Schweppes de Callao. "En esta ocasión las brujas colgarán de sus escobas", matizó. El director confesó en este sentido que, al igual que sus protagonistas, se siente en caída libre. "Te acostumbras a estar cayendo, e incluso te pones cómodo durante la caída, como hacía El Coyote; te sacas un libro y te pones a leer", bromeó.

De la Iglesia, que advirtió en los Goya 2011 que la salvación del cine pasaba por internet, consideró que Paco León había hecho historia estos días con el estreno simultáneo de Carmina o revienta en la red y en las salas de cine. Aplaudió su éxito. "Paco es muy valiente y ha hecho un enorme esfuerzo para sacar su película adelante y llegar al público. Ojalá yo pudiera estrenar Las brujas de Zugarramurdi así, pero yo no soy el productor", destacó.

Acerca de la proliferación de películas guerrilla en España, esto es cintas con escaso presupuesto y formas alternativas de financiación como crowdfunding, el cineasta las valoró en su justa medida alegando inconvenientes: "Generan producto y gente que trabaja, pero me da miedo porque perdemos profesión e industria. Como a todos, me interesan las películas de presupuesto medio porque generan industria. Las low cost eso no lo consiguen. Es importante que exista esa industria para que se rueden más películas y los productores quieran arriesgar", comentó. Un riesgo que sería posible con una ley de mecenazgo que tarda en llegar. "Yo aún no la he visto. Es necesario emprender nuevos modelos de financiación. Lo primero es la exención de impuestos", apuntó.

De la Iglesia es excesivo en sus películas, dotadas muchas veces de una fuerte violencia. "Violencia que no veremos en la calle pese a lo que está sucediendo. La gente ahora puede dar lecciones de civismo y de honestidad a la hora de plantear su manera de pensar. Se puede pensar con dignidad, honestidad y civismo. La gente no para de demostrarlo. Ojalá los políticos tuvieran la educación que tiene la gente", sentenció.