Los clásicos siempre son un reclamo, incluso dentro del arte contemporáneo, porque por mucho que los exprimas no se agotan. Sin duda, Joan Miró entra dentro de esta categoría. Hacía cincuenta años que el pintor catalán – "al que sentimos como mallorquín", en palabras del conseller de Presidencia Albert Moragues– no exponía a lo grande en Londres. Un hito que la Tate Modern quería conmemorar este 2011 con una gran exposición –apoyada por el Institut Ramon Llull– dedicada a una de las facetas quizá menos explotadas del artista: su compromiso político.

El discurso de la muestra Joan Miró: L´escala de l´evasió, producida también por la Fundació de Barcelona, se articula en torno a 161 obras (pinturas, obra en papel y esculturas) provenientes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo, entre ellas las reputadas del MoMA, el Metropolitan o el Pompidou. Pese a que la tercera parte de la exposición esté prácticamente dedicada a la etapa mallorquina del pintor, una especie de exilio interior en respuesta al régimen franquista que coincide con la mudanza del pintor a Palma en 1956, en la muestra sólo hay dos préstamos de Mallorca: el papel japonés Sense títol (1972), de la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, pieza que cierra la exposición y que fue consecuencia de los dos viajes a Japón que realizó el pintor en 1966 y 1969. También se ha trasladado desde la isla el cuadro Tela quemada II (1973), incluido en el dossier informativo, aunque el IRL ayer parecía desconocer la presencia de dicha obra en la exposición. Esta pintura es propiedad de Joan Punyet, nieto de Miró, quien el pasado mes de diciembre la retiró del centro artístico donde la tenía depositada.

Otras obras clave de esta época, en la que el pintor se ganó en el extranjero una reputación como héroe de la abstracción de la posguerra, destacan el tríptico L´esperança del condemnat a mort (1973), dedicado a Salvador Puig Antich, ejecutado por el régimen. Una etapa en la que se dio una oscilación entre un arte más realista, enraizado en su rebelión antifranquista, y otro de corte poético.

El primer compromiso cívico de Miró, patente en esta muestra comisariada por Matthew Gale, Marko Daniel, Kerryn Greenberg y Teresa Montaner, se dirigió hacia su propia identidad: la catalana, indagada a través de una pintura simbólica, evocadora y detallista de paisajes, masías y tradiciones catalanas. De esta etapa destacan La masia (1921-22), que perteneció al escritor Ernest Hemingway, la secuencia Cap de pagès català (1924-25) o Paisatge català (el caçador) (1923-24).

A continuación, el recorrido se centrará en las piezas referidas a los acontecimientos de los años treinta y cuarenta, como el estallido de la Guerra Civil en España y la eclosión de los totalitarismos en Europa. Fue cuando Miró se instaló en un realismo trágico muy efectista en el que se sirve de objetos cotidianos para reflejar de manera perturbadora la dramática realidad de su país. Obras principales de esta época: Natura morta del sabatot (1937), Aidez l´Espagne o El Segador (pagès català en revolta) (1937). De esta etapa son también los títulos de evasión poética Constel·lacions o Dona nua pujant l´escala (1937).

La exposición, la más importante que se habrá hecho del artista en los úlitmos tiempos tras la del centenario en 1993, se clausurará en Londres el 11 de septiembre. Del 13 de octubre al 25 de marzo de 2012 podrá verse en la Fundació Miró de Barcelona. Y del 6 de mayo del año próximo al 12 de agosto en la National Gallery de Washington.

Sin parada en Palma

Pese a todo este periplo, la Fundació de Cala Major no la acogerá, "porque no es fácil traerla aquí dado que hay piezas de muchas partes del mundo", justificó el conseller Moragues. Que la exposición pudiera aterrizar en Ciutat para darle impulso y brío al museo no fue siquiera "objeto de debate", reconoció el político, que aprovechó la presentación de ayer para hacer una llamada a los ciudadanos autóctonos para que se acerquen a conocer el centro artístico de Palma, "sobre todo visitado por extranjeros", apuntó.

Amén del apoyo a la muestra y la edición del catálogo, el Ramon Llull (que aporta 218.000 euros para todo el proyecto) ha preparado un ciclo de actividades culturales en Londres bajo el epígrafe Miró & Catalan Culture, que incluye danza, teatro, música y artes visuales.

Las compañías catalanas Nat Nus, Tap Olé y la valenciana Sol Picó desfilarán por el prestigioso Sadler´s Wells. Los mallorquines Res de Res (Pontes), los catalanes Max Calaf, la bailarina Mar Gómez y grupos del Principat como Muchachito y Ojos de Brujo actuarán en la capital británica. Asimimo, bandas como Aias, Mishima o Les Aus estarán de gira por Brighton o Liverpool.