Son muchos los españoles que, año tras año, acuden a una academia o viajan al extranjero para aprender inglés, pero la mayoría de ellos dice que no lo consigue: se sienten frustrados porque pronuncian y entienden peor que el resto; ¿existirá un gen español que impida hablar idiomas correctamente?

El profesor de Psicología del Lenguaje de la Universidad de Navarra, Gerardo Aguado, lo tiene claro: "Ni mucho menos. A un español le cuesta lo mismo aprender inglés que a un inglés el español".

En declaraciones a Efe, el profesor explica que ambas lenguas son "de distinta familia", y precisa que el "entorpecimiento" a la hora de aprender inglés se debe a la cuestión fonética.

Todas las variantes del español reconocen cinco vocales y cinco sonidos vocálicos, mientras que la lengua inglesa registra, con el mismo número de vocales, quince sonidos más (20 en total).

"La pronunciación de los españoles es incorrecta porque reducen a su sistema de cinco vocales todos los sonidos del inglés", asegura la filóloga y lingüista de la UNED Pilar Ruiz-Va, que también critica que nadie se haya molestado en enseñar cómo colocar la lengua para reproducir nuevos sonidos.

LA EDAD: UN FACTOR IMPORTANTE, PERO NO DECISIVO

Los más pequeños lo tienen "más fácil" porque, según Ruiz-Va, todavía no tienen sentido del ridículo, no necesitan ser conscientes de las etapas del aprendizaje y "les vale con la repetición".

Los adultos "necesitan un proceso cognitivo sobre lo que están haciendo", por lo que deben invertir más tiempo y más esfuerzo para aprender lo mismo.

El profesor Aguado apunta que esto ocurre porque el cerebro infantil es "una red tupida que puede aprender cualquier cosa", mientras que el adulto tiene ya "muchos caminos impermeables", es decir, que se ha acostumbrado a utilizar parte de sus neuronas para hacer algo concreto y se resiste a cambiar su rutina.

Por eso Aguado insiste en que, a menor edad, mayor facilidad para asimilar una segunda lengua. Así, un niño de doce meses acostumbrado a escuchar únicamente español en su entorno puede ser ya "sordo" para algunos sonidos propios de otras lenguas.

"Esto no significa que no se pueda comunicar en inglés -advierte Aguado- sino que en ocasiones se notará que no es nativo", lo que para ambos expertos "no es ningún problema".

LA CLAVE: QUE SEA DIVERTIDO

Lo que sí supone una "perturbación" para Aguado y Ruiz-Va es que los chavales hayan estudiado doce años de inglés en los colegios y "salgan del Bachillerato sin saber hablarlo".

Este problema también preocupa al ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que este curso ha destinado 120 millones de euros al Programa Integral de Aprendizaje de Lenguas Extranjeras, creado para desarrollar la competencia comunicativa del inglés durante la Educación Obligatoria.

Los profesores destacan la medida como "algo positivo", y la maestra especialista en Inglés del Colegio Joan Miró de Leganés (Madrid) Marta Núñez afirma que ahora el enfoque es "mucho más comunicativo" y que el inglés se utiliza "casi en el cien por cien del tiempo de clase".

También explica que las actividades buscan fomentar el interés de los niños por el inglés, por lo que en las clases también se enseñan las costumbres de los países anglosajones.

"Hacer las clases más lúdicas" es, en definitiva, lo que según Núñez permite que los niños se diviertan mientras aprenden otra lengua", algo "muy común" hasta quinto o sexto de Primaria.

LAS CONTROVERSIAS DEL BILINGÜISMO

La ley establece un mínimo de 105 horas anuales de inglés para los tres ciclos de la Educación Primaria y los dos de Secundaria (tres horas semanales), pero la normativa para los centros bilingües no es tan precisa.

La Comunidad de Madrid explica en su web que un colegio bilingüe debe impartir entre el 30 y el 50 por ciento del temario en inglés, pero no especifica horas ni asignaturas, lo que ha suscitado las críticas del ministro.

La reducción de temarios y la escasa preparación del profesorado son otros de los reproches hacia este sistema.

La maestra y coordinadora del primer ciclo de Bilingüismo del Colegio Maristas Champagnat de Salamanca, Demelza Coco, explica que en su centro la mayoría de los tutores (de cursos bilingües) son especialistas en inglés y que los contenidos que un año se imparten en la lengua extranjera, al curso siguiente se repasan y se amplían en castellano.

Además, asegura que durante todas las clases intentan que los alumnos se acostumbren a utilizar el inglés en situaciones prácticas, como "ir al servicio o a sacar punta".

Aún así, reconoce que los niños no pueden ser bilingües: "Nosotros lo decimos desde el principio, los alumnos no van a salir bilingües, pero van a tener una mayor y mejor competencia comunicativa que otros".

La filóloga Ruiz-Va y el director de Investigación y Desarrollo de Vaughan System, Richard Brown, sin embargo, recriminan que la iniciativa del bilingüismo está "mal enfocada".

Ven "difícil" que los profesores que "no han dado en su vida una clase en inglés" puedan prepararse para hacerlo a partir de ahora y consideran un error utilizar una segunda lengua para enseñar otras materias.

Lo mismo opina el director de Secundaria y Bachillerato del Colegio Mirabal de Boadilla del Monte (Madrid), Tomás Martín, que afirma que para poder utilizar el inglés como un vehículo de aprendizaje tiene que estar "suficientemente fortalecido", algo que todavía no se ha conseguido en muchos centros de España.

Por eso en el centro que dirige han optado por reforzar su aprendizaje incrementando las horas diarias dedicadas a esta asignatura: habitualmente se enseñan dos módulos (100 minutos) de inglés al día y se anima a los alumnos (a partir de 1ºESO) a participar en programas de intercambio con países anglosajones.

YES, WE CAN

Los expertos coinciden en que viajar al extranjero es "muy positivo" para perfeccionar el inglés, pero reiteran que desde España también puede aprenderse: "Eso sí, hay que dedicar muchas horas y muchos esfuerzos", apunta Brown.

Para los más pequeños, Núñez recomienda a los padres que aprovechen la TDT para ver algunos dibujos animados en versión original y que usen páginas web gratuitas, como la del British Council Kids, para que los niños aprendan jugando.

En el caso de los adultos, Brown asegura que lo más importante es comprender que "las soluciones milagrosas de algunas academias no existen", y que la única forma de aprender un idioma es ser constante.