Síguenos en redes sociales:

Música

Marlango desplegó su magia en Bellver

El grupo ofreció dos intensas horas de concierto que fueron ovacionadas por un público entregado

Dos minutos tardó Leonor Watling en salir al escenario; dos segundos fue lo que tardó en poner la piel de gallina al público con su aterciopelada voz. Alejandro Pelayo, Óscar Ybarra y Watling, Marlango, ofrecieron la noche del sábado un directo de aproximadamente dos horas de duración, en el que los aplausos y el cariño de los asistentes fueron una constante.

Con un vestido negro, tacones rojos, larga melena suelta y un antifaz maquillado en su rostro, Watling hipnotizaba con su suave contoneo de cadera y su delicada forma de apoyarse en el micrófono, mientras interpretaba Days are tired. "Hoy hemos tenido un día realmente duro. Hemos estado en el agua y tomando el sol todo el tiempo", comentó entre risas, a modo de introducción, Pelayo. Durante los primeros minutos del concierto el ambiente era poco cercano, pero en el momento en que pidieron la colaboración del público para llevar a cabo su divertido Pequeño Vals, la audiencia entregada silbó la melodía y estalló en aplausos cuando el tema finalizó. Rindieron tributo, entre bromas por la corta edad de los asistentes, a los ochenteros Golpes Bajos con una espectacular versión de No mires a los ojos de la gente. "La mayoría de vosotros no habíais muy jóvenes, y yo era muy pequeña", bromeó la cantante al introducir la canción.

"Gràcies per convidar-nos a un lloc tan màgic" dijo Leonor tras una impecable versión de El sitio de mi recreo, de Antonio Vega. Hasta en tres ocasiones el grupo se retiró y fue aclamado por el público, que con su insistencia provocó que Marlango volviera al escenario y regalara cuarenta minutos extra de ritmos blues. El momento culminante de la actuación llegó con Shake the moon, en la que Watling pasó de niña a mujer con desgarradoras notas emanando de su garganta. El mallorquín Toni Brunet, que acompañaba a la banda a la guitarra, interpretó un solo que levantó al público en pleno tema y arrancó sinceros aplausos de admiración. "En los peores bares de Madrid conoces a las mejores personas", comentó Brunet respecto al gran paso que ha supuesto su entrada en Marlango.

Agarrándose el vestido, con un movimiento de lo más twist, y con una voz que embruja al más excéptico, Leonor Watling demostró una vez más que la elegancia, la exquisitez y la complicidad con Óscar y Alejandro son los ingredientes de la receta del éxito que están viviendo. Dos merecidos minutos de ovación para Marlango en los que se alzó el patio del Castell de Bellver.

Pulsa para ver más contenido para ti