Llega cansado. Su periplo de los últimos días por media España le han dejado casi sin fuerzas, que no sin voz. Se le nota ojeroso, poco risueño, incluso enfadado con el mundo. Así se lo hacen saber durante la rueda de prensa y contesta: "Ahora ya puedo ser yo. En los últimos meses se han dicho muchas cosas de mí, se ha intentado poner en duda mi talento y llega un momento en el que uno no puede más. Estoy decidido a decir lo que pienso, siempre". Y lo hace, con ironía y pidiendo después perdón, pero no se corta. David de María (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1976) presentó ayer en Palma, en el IO Lounge, su último disco, Posdata, invitado por la Cadena Dial. Llenó el aforo.

Hay un abismo entre el David de María que se sube al escenario acompañado por su guitarra y el que se enfrenta a los periodistas. Cuando canta, susurra palabras de amor al oído; cuando responde, no hay concesiones. "He vendido más de un millón de copias, tengo dos premios Ondas y un montón de discos editados y nunca interesé a según que tipo de prensa. Y de repente salté al mundo del corazón sin saber muy bien por qué y vi peligrar mi credibilidad. Yo no voy de artista por la vida. Lo mío es la música, la composición", dice. Se refiere el andaluz a su ya conocido y breve romance con Chenoa -que ocupó portadas del papel couché- y a cómo su intento de volver con su exnovia, la actriz Elsa Pinilla, resultó un culebrón de verano.

Aprovecha entonces el cantautor la ocasión -y las preguntas- para aclarar su situación sentimental y de paso, promocionar su nuevo trabajo, que es a lo que ha venido a la isla. "Tengo 35 años y me siento solo. Vivir de la música es casi un milagro pero sobrevivir a nivel personal es mucho más duro. Por eso las letras que compongo son casi una terapia, me dan esperanza". Así lo canta en Lo que pudo ser, uno de los inéditos de Posdata, al que se suman Detrás de cada historia y Jerez se vive así.

No estaba atravesando una buena racha el músico, por eso hizo caso a su discográfica y se animó con una revisión de los clásicos que había compuesto para otros grandes de la canción como Malú, Pastora Soler o Diana Navarro. "No he pretendido hacer un ejercicio de competitividad interpretativa con ellos. Simplemente he recordado el momento en el que las compuse y las hecho otra vez mías". Así baladas como Enamorada o La magia del corazón, que popularizó David Bustamante, cobran otro ritmo en la voz del jerezano que arremete, con sorna contra algunos de sus compañeros. "Parece que el tema de la composición no está muy bien valorado en este país. Personalmente, a mí no han venido a darme las gracias por haber escrito algunas canciones que han dado el éxito a gente que antes estaba, por ejemplo, en el andamio [se refiere a Bustamante]. No busco competir con ellos, ni mucho menos, pero ya veremos al final quien queda en este mundo".

Porque, y según De María, si algo bueno ha traído la crisis es que "va a haber una gran criba. Van a quedar los mejores y desaparecerán los fenómenos". Sobre los ´indignados´ acampados en Sol y otras plazas del país también tiene opinión. "Creo que la protesta llegó tarde y mal. Vivo en Madrid y me interesé por lo que ocurría. Para mi sorpresa no están tan organizados como pensaba y realmente en su manifiesto se leen propuestas de instituto. A la gente le falta aún madurez, la vida se mueve de otra manera".

Quienes se movieron y bailaron fueron sus fans en el recital de ayer. Hora y media de acústico en el que se escucharon sus Pájaros de papel y Que yo no quiero problemas, tema que cantó con Chenoa, con la que, por cierto, aún conserva la amistad.