Saben quién es Belén Esteban, lo que costó el fichaje de Cristiano Ronaldo y que el iPhone 4 es lo último en telefonía móvil. Pero también pueden hablar de Wikileaks y Julian Assange, de lo cerca que está de extinguirse la ballena azul y de la ley antitabaco. Porque son jóvenes, sí, pero no tontos. Porque vale, pasan muchas horas frente al ordenador y menos de las que deberían atendiendo en clase, pero les preocupa su futuro. Un mañana que ansían pintar a todo color pero que se presume en blanco y negro si se tiene en cuenta "la pérdida de valores" y la "sociedad consumista" en la que están creciendo. Están enfadados pero dispuestos a dar guerra. Y no se van a dejar ganar.

Precisamente a ellos, a esa generación de adolescentes, se dirige Stépahne Hessel en su libro Indignez vous!, todo un fenómeno literario en Francia del que ya ha vendido más de 850.000 copias, y en la que el antiguo miembro de la Resistencia exhorta a los jóvenes a indignarse "porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo". Su pequeño panfleto político, que llegará a España el próximo 22 de marzo de la mano de Ediciones Destino, llama a la rebelión contra la injusticia y a una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por los más débiles y la competencia de todos contra todos.

¿Pero qué les indigna a los jóvenes de hoy? DIARIO de MALLORCA lanza la pregunta y diez chavales de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años que estudian en el Instituto Son Pacs de Palma dan sus respuestas. Ojo. Deberían ficharlos Zapatero, Rubalcaba o Rajoy. Ellos sí saben explicar sus ideas.. Y dar soluciones.

Alba Pizà, de 16 años, abre fuego. "Me preocupa que la gente compre y compre de manera compulsiva. ¡No creo que tener de todo sea necesario para vivir!". "Pues a mí lo que me indigna es que se utilicen a los niños de países pobres para fabricar esos móviles que luego venden aquí. Los tratan como esclavos!", añade Mariano Morell, de 13 y estudiante de 2º de la ESO. A Pau Pons, de la misma edad, le molesta la falta de compromiso con el medio ambiente. "La gente contamina muchísimo y no se da cuenta de que hay muchas especies de animales en peligro de extinción". Aplaude y apoya la queja Miquel Gomis, también de 13 años. "Creo que los mayores no son conscientes de que el cambio climático es real". Indignación que comparte Isabel Carro. A sus 16 años y en 1º de Bachillerato, esta joven apuesta por "hacer algo ya por el medio ambiente".

El benjamín del grupo es el primero en denunciar la pérdida de uno de los valores calificados por el propio Hessel como "el más importante de la humanidad". Habla de respeto, de la falta de él en su entorno. "Me molesta que los chicos más mayores se metan con los más pequeños porque sí y que haya gente que lo vea y no haga nada por ayudarlos". Así se expresa Bernat Martí, de 12 años. "Es que hay mucha hipocresía. Todos vamos de muy tolerantes y de que somos capaces de cambiar las cosas pero luego no hacemos nada", apunta Mª Francisca Marimon, de 16. "Eso es por el ambiente de desconfianza en el que vivimos. Me molesta que ya no se crea en la justicia y en nuestros políticos y que eso haga que todos seamos un poco pasotas", añade Carles Gómez, de 15 años. "Lo que me indigna verdaderamente es el tráfico de intereses económicos en el que vivimos y cómo cuando alguien sale a denunciarlo y pone las cosas claras sobre la mesa [se refiere a Julian Assange y sus papeles de Wikileaks] se le critique y se le persiga". Lo dice así de claro a sus 15 años y sin pelos en la lengua Roberto Rafael Maura. Hipocresía, es, para Marina Tornero, la veterana del encuentro, "el fútbol y su negocio. No se entiende que Cristiano Ronaldo gane lo que gana y otros se mueran de hambre. Eso es realmente indignante".

Lanzadas las primeras balas y hecha una primera reflexión crítica sobre la sociedad actual, nueva cuestión a debatir. La imagen que los mayores tienen de los jóvenes y cómo las series de televisión desvirtuan la realidad adolescente. "No somos como se piensa. Habrá, como en todas las generaciones, gente mejor o peor. Pero más allá del botellón y de las ganas de fiesta también tenemos inquietudes y nos preocupa lo que pasa alrededor", asegura Maria Francisca. "Que los mayores continuamente no estén comparando con ellos me molesta porque no vivimos los mismos tiempos", añade Roberto. "Es que ahora parece que todo lo tenemos más fácil porque nos lo dan todo hecho. Y quizás eso no esté bien. Deben dejarnos equivocarnos para aprender", apunta Alba. "Nos piden respeto pero ellos nos tratan como canijos. Se trata de que nos tratemos todos bien y nos escuchemos, ¿no?", se pregunta Mariano.

Respeto y tolerancia. Toca hablar de solidaridad e inmigración, dos temas sobre los que tienen mucho que decir. "No veo mal que haya inmigrantes pues muchos hacen el trabajo que los españoles no quieren", expone Mª Francisca. "Es que aún hay mucho racismo, somos muy desconfiados y no todos los rumanos, por decir una nacionalidad, son ladrones o violentos", dice Pau. "Creo que realmente deberíamos ayudarnos más los unos a los otros. Ponernos en la piel de los demás y entender las situaciones de cada uno", concluye Isabel.

¿Y los políticos? ¿Les inspiran confianza? "Es imposible estar de acuerdo con todo lo que hacen pero quiero pensar que realmente toman las decisiones que ellos creen correctas", afirma Roberto. "Abogo por darles un voto de confianza", apunta Carles. "El año que viene me tocará votar por primera vez y, aunque aún no sé á qué partido político, creo que ejerceré mi derecho porque, si no lo hago, no podré criticar", subraya Marina. Alba interrumpe la conversación para lanzar una queja. "¿Por qué no se invierte más dinero en las cosas realmente importantes?" La joven sabe de lo que habla. Quiere que el Gobierno centre sus esfuerzos en investigación sanitaria. "La gente se muere de cáncer, por ejemplo. Y hay investigadores que descubren vacunas efectivas pero, como no hay euros para financiar ese proyecto, mueren en los laboratorios. Eso me saca de mis casillas", explica. "Para mí eso es falta de compromiso con su pueblo", añade Miquel.

Último round, toca hacer ´pancartismo´. "Protestaría por varias cosas, entre ellas, por la actual política lingüística", explica Maria Francisca. "Diría que no a las guerras, expone Miquel arropado por un Bernat que se define como "pacifista". "Mi pancarta iría dirigida a los políticos y a su hipocresía", añade Roberto. "Sí, es verdad, la sensación es que los políticos no están", apunta Mariano. "El Plan Bolonia me trae de cabeza. Me manifestaría en su contra", confiesa Isabel.

Hessel, en su época, tuvo que luchar por su vida; los jóvenes de hoy se juegan su libertad.