Opinión

Pues sí, había tres peores que nosotros

Con 37 puntos, el ‘Mallorqueta’ hubiese descendido a Segunda División en las dos últimas temporadas

Celebración de la permanencia por los jugadores del Mallorca.

Celebración de la permanencia por los jugadores del Mallorca. / DM

Emilio Pérez de Rozas

Muchas más cosas bien, muy bien, que mal. Muchas más alegrías que tristezas. Mucho más futuro, que presente. Mucha más felicidad, que decepción. Y, sobre todo, la envidia (en el buen sentido de la palabra, del término, del concepto) de más de media España, bueno, de España entera, pues solo hay 16 clubes, equipos, aficiones, más felices que nosotros, todos los que han quedado por delante nuestro, que son todos los que se han salvado como nosotros.

Hay muchas maneras de contemplar la vida y más la deportiva, la del entretenimiento, la de nuestros amores o cariños ocultos. Es lo de siempre, hay quien ve la botella medio llena y quien la observa, medio vacía. Es evidente que el único, gran y prioritario objetivo del Real Mallorca en esta vida es mantenerse en Primera División, que es una manera positiva de decir evitar el descenso, salvarse. Y el ‘Mallorqueta’ se ha salvado ¡¡¡¡incluso una jornada antes del final!!!!, que ya es mucho.

Bueno, es mucho para la mayoría de seguidores y, seguro, por descontado, para el propietario y los gestores del club. Pero el Mallorca cantó victoria anticipada porque, tal y como he escrito aquí durante toda esta temporada, enseguida encontró tres equipos peores que él.

Por eso se ha salvado el Mallorca, porque ha habido tres peores, no sé si se hubiese podido salvarse de habérselo tenido que ganar en el campo, pues ha ganado tan solo 7 encuentros, empatando la friolera de 16 y perdiendo 14. Seamos claros: con 37 puntos, el ‘Mallorqueta’ hubiese descendido a Segunda División en las dos últimas temporadas (Valladolid, 40 puntos; Espanyol, 37 y Elche, 25, en la 2022-23; y Granada, 38; Levante, 35 y Alavés, 31, en la 2021-22).

Pero, sí, claro, tiene muchísimo mérito lo protagonizado por los chicos de Javier Aguirre, ¡claro que sí!, pues no hay que olvidar la apasionante Copa del Rey que nos hicieron disfrutar (y padecer, para muchos de los que vivieron aquel desplazamiento a Sevilla) y, por tanto, repito, la botella está mucho más llena que vacía.

Lo que es evidente es que, como ocurre en otros muchos clubs, por ejemplo, sin ir más lejos, cruzando el mar, en el Barcelona, puede que exista una corriente de opinión, teórica, claro, como todo en el fútbol, que piense que el actual Real Mallorca posee mejor plantilla y, por tanto, mimbres, que muchos de los equipos que le anteceden en la tabla y, por descontado, que los tres descendidos.

Y es ahí donde surgen las dudas, saber, por ejemplo, si otro entrenador hubiese descubierto, mucho antes, la necesidad de entregarle las llaves del equipo a Darder, que para eso se le fichó a golpe de talonario. O si con otro técnico se hubiese jugado, permanentemente, con dos delanteros y no con uno solo, para desesperación de Muriqi. Desde luego, estoy convencido que, como poco, se hubiesen ganado, empatado y perdido los mismos partidos, pero la imagen no hubiese sido tan ‘amarrategui’.

Es evidente que la dirección deportiva, que aún no ha hablado con el ‘Vasco’ para confirmarle que no sigue, ha decidido probar suerte con otro entrenador. Tal vez con un técnico, que, asegurándole su portería y la salvación, se atreva a arriesgar un poco más, sea algo más alegre, exprima aún más a los pocos buenos (de verdad) que tiene en la plantilla y, por tanto, pueda superar el examen de mantenerse con más comodidad, alegría, juego ofensivo y, sobre todo, divertimento de los más de 20.000 aficionados (cifra admirable, tratándose de la isla más aburrida y menos comprometida del planeta Tierra) que (casi) llenan el precioso Son Moix.

Y, dicho todo esto, solo un dato más: qué hermoso ha quedado el estadio. Y, sí, ese es todo un puntazo de la propiedad y sus gestores. Pero como se trata de fútbol, ¡ojalá! podamos divertirnos algo más la próxima temporada, aunque sea a precio de susto en algunos partidos. Pero, sí, deberíamos ser más valientes. No siempre encontraremos a tres peores que nosotros.

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