Fútbol

El Real Mallorca sigue sin saber a qué juega

Los bermellones firman otra decepcionante actuación en Son Moix que les sirve para empatar ante el Athletic en un partido en el que fueron incapaces de generar peligro, a excepción de un tiro de Muriqi, y en el que concedieron atrás pese a no encajar

Dos puntos de doce posibles en este inicio de temporada

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

¿A qué juega este Real Mallorca? Cuando sea capaz de descubrirlo tendrá mucho ganado. Porque este domingo volvió a firmar una decepcionante versión ante el Athletic que, al menos, le sirvió para empatar (0-0). Son Moix no disfrutó. Este equipo está en fase de construcción, es evidente y no debe usarse como excusa, pero da la impresión de que queda mucho trabajo por hacer y muchas teclas por tocar. Porque en defensa, a pesar del esperanzador debut de Van der Heyden, sigue mostrando debilidades, por mucho que dejara por primera vez la portería a cero. Sin embargo, el mayor problema lo tiene a la hora de elaborar y de sorprender al rival, ya sea con juego combinativo o por los carriles. Un tiro de Muriqi y poco más, este fue el pobre bagaje ofensivo en los noventa minutos ante un adversario que tuvo ocasión para decantar la balanza. Se espera mucho más de un equipo que suma dos puntos de doce posibles y que transmite sensaciones de que está muy verde.

Y eso que el inicio fue esperanzador. No por ocasiones, pero al menos sí por actitud. Parecía que el Mallorca quería morder, con cierto ritmo y algunas buenas transiciones hacia el ataque, pero fue un espejismo. Cuando el Athletic se asentó empezó a mostrar algunas fisuras, tanto a la hora de defender como cuando quiso mirar hacia adelante. De hecho, Sancet dio un buen susto en el minuto 24 regateando a Valjent y tirando fuera desde dentro del área. Y todavía dio más miedo la de Nico Williams, que se marchó por velocidad, sorteó a Gio y su tiro cruzado se fue desviado por muy poco. 

Uno de los sellos del conjunto de Aguirre del pasado curso era que concedía poco a los adversarios, un aspecto que necesita recuperar como el comer. Daba la sensación de que, apretando el acelerador, los vascos sabían cómo hacerle daño. Y con el balón es evidente que está en proceso de construcción porque todavía hay que adivinar la cara y ojos que desea tener este equipo. Con Darder demasiado solo, muy lejos del área rival y sin conectar con Muriqi ni Larin, al Mallorca le faltaba desborde, capacidad de sorpresa y dinamismo para generar peligro a un Athletic con las líneas ordenadas. 

Quizá por eso en la segunda parte el preparador mexicano, tras ver que su plan seguía sin funcionar, sentó a Larin, que todavía no está en forma, por un Javi Llabrés que tenía una gran oportunidad. El canterano, que se queda con ficha del primer equipo, es un perfil de futbolista con talento para regatear, combinar y disparar en los últimos metros. Sin ir más lejos ya lo demostró a los pocos minutos, pero su pase a Dani Rodríguez fue demasiado fuerte para que el gallego pudiera chutar. No obstante, el Mallorca siguió sin funcionar. Incluso Iñaki Williams primero, y Muniain después, dispararon con intención, pero Rajkovic estuvo en su sitio. 

Aguirre introdujo en el campo a Jaume Costa y Morlanes para tratar de cambiar la dinámica. Van der Heyden lo intentó de cabeza, pero el minuto clave fue el 72. Ahí Muriqi tuvo el partido en sus botas. El kosovar se plantó ante Unai Simón y su disparo rozó en un defensa y se fue fuera por poco. Por fin una ocasión de verdad. Y en la siguiente acción, su testarazo también fue repelido por Iñaki Williams cuando el balón entraba. Los bermellones se animaron, pero les cuesta un mundo hacer daño. Eso sí, fue el Athletic el que estuvo cerca del gol, pero Muniain no llegó de milagro para rematar cuando estaba absolutamente solo. 

Abdón saltó al césped, aunque los baleares seguían sin saber cómo llegar a la meta de Unai Simón, un dato preocupante. Incluso dio la sensación de que firmaban el empate cuando todavía quedaban minutos por delante, algo difícil de entender actuando como local. Raúl García, con un cabezazo flojo, y después un tirito de Maffeo, fue lo único que pasó en el descuento. Ni rastro de un Mallorca que estuviera volcado en el área rival buscando el primer triunfo de la temporada. Por eso más de uno se marchó irritado a casa. Toca mejorar mucho.