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El Mallorca sigue muy vivo tras ganar al Alavés

Los bermellones sacan adelante su primera final en Son Moix con goles de Abdón y Muriqi en la primera parte - Los visitantes recortaron distancias gracias a un tanto en propia puerta de Raíllo en el 70 - El Mallorca sale del descenso momentáneamente y traslada la presión al Cádiz y al Granada

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RCD Mallorca-Alavés: El Mallorca sigue muy vivo

El Mallorca sigue muy vivo. No hay que darles por muertos, aunque muchas veces den motivos para ello. Había que ganar al Alavés y se ha hecho (2-1). Con mucho más sufrimiento de lo que tocaba, pero se ha conseguido. Daba igual el cómo, lo importante era conseguirlo y trasladar la presión al resto de equipos. Abdón y Muriqi han adelantado a los de Aguirre antes del descanso, aunque el tanto en propia puerta de Raíllo en el 72 le ha metido más emoción de la necesaria al partido.

No ha sido un partido brillante. Dos tiros a puerta y dos goles. El Mallorca no ha jugado bien, pero ha sabido defender y marcar. Dos tiros a puerta y dos goles. Lo mínimo y lo máximo. No se le pide más a un equipo al que le marcan casi siempre y al que le cuesta marcar como al que más. Ahora son 32 los puntos los que ondean en la clasificación y está fuera del descenso aunque sea momentáneamente. Y tocará estar pendiente de lo que ocurra en el Cádiz-Athletic del jueves y el Atlético-Granada de mañana.

Aguirre habló en la previa de buscar el equilibrio. Y lo ha hecho olvidando el sistema de cinco defensas y apostando por el tradicional 4-4-2. Salva y Baba en la creación, Muriqi y Dani en las bandas y Abdón y Muriqi arriba. La idea era atacar, pero pese a irse con un 2-0 al descanso ha sido el Alavés quien ha tenido la posesión.

Atenazados, a los bermellones les quemaba el balón. No había jugada tras recuperación, no había asedio a la portería de Pacheco y los vitorianos se sentían cómodos. Por suerte, nada de eso importaba hoy. Lo que había que hacer era ganar y se ha hecho. A estas alturas dela película da igual el cómo.

Se preveía una final, pero los diez primeros minutos ya han valido el precio de una entrado. Cuánto puede pasar en el fútbol en tan poco tiempo. Cuando la gente todavía se estaba sentando, un centro de Manu García a saque de esquina ha sido rematado por Lejeune adelantando a los de Julio. Un jarro de agua fría que, por suerte, ha desaparecido cuando Soto Grado ha sido requerido por el VAR para revisar la acción. Una mano más que dudosa a la hora de rematar, no hay que ocultar la realidad, ha servido para anular el tanto y volver al punto inicial.

Y ha tenido que ser Abdón, el de las citas importantes, el renegado al banquillo la mayoría de la temporada, el que abriera la lata. Y el gol ha sido bonito, pero raro. Una falta botada por Salva la ha peinado Oliván, para hacerlo propio Joselu. El balón se iba a perder por linea de fondo y Maffeo, en un centro-despeje extraño la ha enviado hacia atrás, donde el de Artà, con un escorzo inverosímil, ha rematado de espuela al fondo de la red.

Lo más difícil ya estaba hecho, pero quedaba mucho por delante. Y el gol, lejos de aplacar los nervios, los ha aumentado. El equipo ha dado dos pasos de más hacia atrás, cediendo toda la iniciativa del juego a los de Velázquez. Joselu, en dos ocasiones, ha puesto a prueba Rico, que ha respondido bien. Édgar, desde fuera del área, ha probado suerte, pero el sevillano ha estado seguro.

Kubo, Salva o Dani, los hombres encargados de crear el fútbol, no han aparecido en ningún momento. La premisa era clara, balones directos desde la defensa a los delanteros, y en esa ecuación ninguna de sus cualidades resaltaba y su sus carencias defensivas.

La primera mitad se iba consumiendo entre el miedo de los bermellones a perder la ventaja y el quiero y no puedo continuo del Alavés, que ha dejado claro por qué ocupa el farolillo rojo. Nada hacía presagiar lo que ocurriría a uno para el final.

Oliván, que ya se ha habituado a colgar balones directos al área, ha buscado a Muriqi. Laguardia ha despejado el balón, Dani ha ganado el rechace y el balón le ha caído al kosovar, que entre dos rivales ha controlado, se ha girado y ha soltado un disparo cruzado imposible para Pacheco. 2-0 y mejor premio imposible al descanso.

El arranque de la segunda mitad ha seguido por el mismo camino. Y Aguirre, perro viejo en esto de competir, no ha querido arriesgarse a quedarse con uno menos. Baba, con amarilla desde el veinte de la primera, ha dejado su sitio a Battaglia. El argentino, negado todo el curso, gozaba de una nueva oportunidad ante su exequipo.

El Alavés tenía en Joselu a su gran peligro. Con menos que nada crea una ocasión. A la media vuelta, ha puesto a prueba a Rico, que con una gran mano ha evitado el primero visitante. No le gustaba lo que veía a Julio Velázquez, que en el sesenta ha hecho un cambio ofensivo dando entrada a Miguel de la Fuente y Pellestri. Y de nuevo, el Mallorca se replegaba atrás dando demasiadas concesiones al centro del campo blanquiazul.

El trabajo defensivo del Mallorca bastaba para sostener el empate. Pero el cansancio empezaba a pesar en las piernas. Oliván, con molestias, dejaba su sitio a Gio González, mientras que Abdón hacía lo propio con Kang In. Aguirre reforzaba el centro del campo, buscando futbolistas que pudieran amenazar a la contra.

Y cuando menos pasaba en el campo, un centro de Miguel de la Fuente sin aparente peligro lo ha metido de manera incompresible Raíllo en su propia portería. No se entiende que ha hecho el cordobés. Pero este gol ha sembrado el pánico en Son Moix, sobre todo viendo que quedaban más de veinte minutos por jugarse.

Aguirre llamaba a filas y echaba exageradamente al equipo atrás, cediendo todo el balón al Alavés. Una táctica demasiado arriesgada porque cualquier error te podía condenar. Cada córner, cada pelota parada era un sinvivir para los quince mil que se dieron cita en Son Moix. El Mallorca tenía que conseguir que no se jugara nada. Muriqi, pensando ya en el partido de dentro de tres semanas, ha forzado la tarjeta, la que es su quinta, por lo que no estará en el Camp Nou.

Ocho de añadido ha dado Soto Grado. Pellistri ha pedido penalti en el 95, pero Antonio le ha quitado la pelota a la perfección. Son Moix, que ha vivido su segunda victoria a domicilio, ha estallado de alegría con el pitido final. El Mallorca sigue vivo, pero habrá que dar más en lo que viene. Porque aquí nadie afloja.  

Ficha técnica:

RCD Mallorca: Rico, Maffeo, Valjent, Raíllo, Oliván, Baba (Battaglia, m.53), Salva Sevilla (Antonio Sánchez, m.81), Dani Rodríguez, Kubo (Fer Niño, m.81), Abdón y Muriqi

Alavés: Pacheco, Ximo Navarro (Guidetti, m.89), Laguardia, Lejeune, Duarte (Martín, m.89), Loum (Pina, m.73), Escalante (Miguel de la Fuente, m.59), Manu García, Édgar (Pellistri, m.59), Rioja y Joselu

Goles: 1-0, m.10: Abdón; 2-0, m.48: Muriqi; 2-1, m.72: Raíllo, en propia puerta.

Árbitro: Soto Grado (C. riojano)

T. Amarillas: Baba, Manu García, Escalante, Édgar, Muriqi, Martín, Laguardia

T. Rojas: No hubo.

Estadio: Son Moix (15.264 espectadores)

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