«Minimizar errores». Esa es según Luis García la clave para revertir la situación que a día de hoy vive el Real Mallorca. «Nos ha pasado lo de siempre: el fútbol en las áreas», reconoció el preparador rojillo. «En la primera parte tuvimos ocasiones claras y no las metimos y en la segunda los errores nos condenaron», señaló. «Ha sido un partido en el que prácticamente no te hacen nada, lo teníamos dónde queríamos, pero vamos y encajamos tres goles», resumió. 

«El primer gol es completamente evitable», comenzó analizando: «Si te aprietan (en clara referencia al error de Baba), pues tienes que jugar más largo. Tú ves el partido y dices: ‘No lo hacemos tan mal para que nos hagan tres’. Pero al final es lo que nos hemos llevado».

Pese a la derrota frente al Real Madrid, el preparador rojillo alabó las intenciones de sus jugadores: «Es verdad que llevamos cinco derrotas consecutivas, eso no lo podemos ocultar, pero quitando el partido frente a la Real Sociedad, creo que en el resto de encuentros el equipo ha competido. Sin embargo los errores groseros nos han costado muchos puntos». 

«Creo que el fútbol es un estado de ánimo. Si Maffeo mete la que tiene, quizás el equipo se viene arriba. Pero al final en el fútbol la justicia no se valora. Lo único que puedo hacer con estos chicos es darles cariño y comprensión. No vais a encontrar un entrenador que venga aquí a meterles caña. Vamos a darnos de hostia con todos hasta el final del campeonato y a lucharlo», aclaró.

Cuestionado por los puntos que cree que necesitará el equipo para salvar la categoría, Luis García no quiso mojarse. «He vivido temporadas en las que la salvación se ha vendida muy cara, 45 puntos; y otras en las que con 34 estabas salvado. La verdad que no sé por dónde va a ir este año. Ahora mismo aún estamos seis equipos en la lucha y tenemos que conseguir ser uno de los que no descienda», afirmó. 

El entrenador del Mallorca valoró la tarjeta amarilla que Carlo Ancelotti vio durante el partido: «La verdad que me parece justa. Es que eso no es roja, como tampoco creo que lo fue la mía».