Pasan las jornadas y el entrenador del Real Mallorca, Luis García Plaza, se equivocó dos veces.

La primera cuando dijo que las segundas vueltas siempre son más complicadas que las primeras y el error es visible: el Mallorca es el mejor equipo de la categoría en la segunda vuelta, teniendo en cuenta que la primera fue ejemplar. Primer error.

El segundo error empieza a ser flagrante: dijo el técnico que el ascenso directo no se resolverá hasta los tres últimos partidos, y el tema está en que como la dinámica se mantenga, el tercero tendrá que buscar al Mallorca con prismáticos. Segundo error.

Dejando de lado cierta soberbia en clave de humor, lo cierto es que los resultados están favoreciendo al Mallorca porque el equipo bermellón sale adelante a base de sumar y también por los tropezones del Almería.

Ya son ocho puntos sobre el tercero y eso, a falta de ocho partidos, es una diferencia considerable.

Dicho esto, fútbol es fútbol, y si no que se lo pregunten al Atlético de Madrid en Primera. Pero, insisto, el Mallorca lleva velocidad de crucero jugando regular; si vuelve a jugar bien, será definitivo. Ahora hay que esperar que se recuperen los enfermos, los lesionados (si los hubiere) y que las tarjetas no alteren demasiado.