Habrá que empezar a pensar que entre las habilidades de García Plaza, desconocidas para seguramente casi todos, está la videncia. Si no es así, no sé cómo explicar que en la previa del partido ya anticipara que iba a ser Pablo Chavarría, exjugador del Mallorca y que en su paso por Son Moix no fue capaz de marcar un solo gol, quien acabaría con el récord de imbatibilidad de Manolo Reina. Las cualidades de visionario le permitieron desbaratar al Málaga con una alineación que hizo inútil desde la pizarra la defensa de cinco hombres que planteaba el rival, aunque en ello ayudara mucho el eléctrico inicio del Mallorca, que salió a morder, y que en diez minutos ya tenía el marcador a favor. Con esa premisa, y dada la solidez defensiva demostrada, ya pareció que el partido estaba resuelto. El gol de Raíllo no hizo sino afianzar esa seguridad. La misma defensa que el pasado año encajaba al menos un gol por partido es ahora la que no concede nada y eso en esta categoría es garantía de lograr el éxito. Y no solo en eso ha acertado el preparador madrileño. Solo él creía a ojos cerrados que el Mallorca iba a convertirse en un equipo goleador, visto lo mucho que le costaba perforar la meta contraria. Ayer lo hizo por tres veces y de todas las maneras posibles, a través de un delantero, de un defensa y de un centrocampista. Lo que desconozco es si en la bola de cristal de García Plaza ya ha visto el ascenso del Mallorca, pero uno cree que si se juega como en los tres últimos partidos está garantizado.